3 de marzo de 2012

Modelos de intervención global en personas con trastorno del espectro autista.

Berta Salvadó Salvad

El progresivo aumento del número de niños con trastornos del espectro autista (TEA) ha propiciado un aumento de la conciencia social y la demanda de servicios de atención específica. Este hecho ha favorecido que se planteen cuáles son los procedimientos de detección, diagnóstico y tratamiento más apropiados y eficaces. Con instrumentos adecuados de diagnóstico y procesos de cribado precoces podemos identificar a los niños con TEA en el segundo año de vida y proporcionarles una intervención temprana de alta calidad.

Cuanto más temprano se inicia la intervención en la vida de los niños con TEA, mejores resultados se evidencian. Las respuestas a las cuestiones anteriores nos hacen reflexionar sobre qué decisiones tomar en cuanto a la práctica clínica y educativa para los niños y adultos con TEA y sus familias. Por este motivo, los modelos de intervención deben tener una evidencia de su eficacia demostrada mediante el desarrollo de diseños de investigación rigurosos.

La revisión de la información bibliográfica más significativa y reciente sobre las diferentes aproximaciones y clasificaciones de las intervenciones de personas con TEA, nos permite ofrecer una descripción actualizada y acorde con el criterio de práctica basada en la evidencia, comentando, a su vez, las dificultades que implica compararlas e integrarlas en una clasificación debido a la gran heterogeneidad de intervenciones.

Según las revisiones más recientes, existen tres tipos de clasificaciones para categorizar las intervenciones basadas en la evidencia: las prácticas basadas en la intervención, los modelos globales de tratamiento y el tratamiento farmacológico. Existen dificultades para comparar los resultados de los distintos métodos de intervención; sin embargo, se han identificado unos elementos comunes para demostrar su eficacia.

Con independencia de los tipos de clasificación de las intervenciones, son necesarios unos criterios explícitos que deben cumplir las intervenciones para que lleguen a ser reconocidas como prácticas basadas en la evidencia: en los estudios de investigación se incluirán participantes con TEA y se utilizarán propiedades metodológicas adecuadas.

Los últimos trabajos publicados en revistas científicas desde el mes de enero de 2010 sobre intervenciones basadas en la práctica y los modelos globales de tratamiento, demuestran que son eficaces para mejorar un amplio rango de habilidades, incluyendo las habilidades comunicativas, sociales, cognitivas y adaptativas, además de abordar los problemas de conducta de las personas con TEA, reduciendo los síntomas de ansiedad y las conductas agresivas.

Todos los modelos de intervención deben integrar habilidades de comunicación funcional, aprendizajes significativos, llevarse a cabo en diversos contextos, abordar las conductas problemáticas mediante el apoyo conductual positivo, potenciar actividades con iguales, y enfatizar el papel de la familia en la planificación e implementación de los objetivos de los programas.


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