
  La Asociación de Padres de Personas con Trastorno del Espectro  Autista (Aspanaes) sigue trabajando en la implantación de nuevos  proyectos en distintos ámbitos para mejorar la inclusión social y la  calidad de vida de las personas afectadas en todas las etapas de su  vida.     Dentro de una de estas primeras etapas, la niñez y adolescencia, se  enmarca un programa que entró en funcionamiento el pasado mes de  diciembre en las delegaciones de la provincia de A Coruña y que está  centrado en la coordinación educativa, cuya responsable es Fernanda de  Uña Piñeiro.
La iniciativa, según esta profesional “surge para dar  respuesta a las familias socias que tienen a sus hijos en escolarización  combinada –acuden un día a la semana al Centro de Educación Especial  (CEE)– y se prevé que pase a una escolarización total en el centro  ordinario”. En ese momento, comenta Fernanda de Uña, los padres o  tutores sienten cierta aprensión porque consideran que “pierden el apoyo  de los profesionales de la asociación”. Pero con el nuevo programa, y  durante todo el período de escolarización obligatoria del niño o niña,  va a existir una persona que siga sus pasos, es decir, que se reúna con  los profesionales de la escuela para recoger información y con la  familia para transmitírsela, tratando de que haya una inclusión real del  estudiante en su nueva comunidad educativa.
Según la coordinadora  del proyecto, el objetivo es promover la cooperación entre los centros  para dar respuesta al alumnado con trastorno del espectro autista (TEA) y  sus familias, propiciando de esta forma una mejor calidad de vida.
Además,  el hecho de que los padres o tutores tengan siempre la opción de acudir  a este “mediador” para asesoramiento permite a estos plantear todas  aquellas dudas que un cambio tan importante para el niño como este puede  producir. Los colegios ordinarios también contribuyen decisivamente,  puesto que se comprometen a informar a los psicólogos y maestros de la  organización Aspanaes de la evolución de los estudiantes en su centro y  al final del curso realizarán un resumen del proceso, para trabajar en  las medidas a adoptar de cara al año que viene. Según Fernanda de Uña  “la acogida ha sido muy buena, porque los profesionales de los centros  ordinarios a veces se ven desbordados, tienen pocos apoyos y muchos  alumnos por aula”.
El proyecto incorpora a participantes por varias vías diferentes, bien debido a la previsión de la próxima escolarización total del usuario en un centro ordinario, como “antiguas familias” –siguen siendo socias pero los niños se encuentran ya desvinculados del CEE– o bien para aquellas escuelas que cuentan entre su alumnado con estudiantes con TEA pero presentan dificultades para darles una respuesta adecuada. Actualmente, en Ferrol, un centro en este último grupo y otras tres familias forman ya parte del programa, y se prevé que a medida que avance la implantación puedan beneficiarse un mayor número de personas. El trabajo de los promotores abarca desde las primeras reuniones con la familia o los profesionales de Aspanaes hasta el análisis de la evolución del estudiante una vez que concluya el curso académico, cerrando de esta forma el círculo de la cooperación en beneficio de este colectivo.
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