21 de marzo de 2012

¿Cómo saber si mi hijo sufre AUTISMO?


Las familias y los profesionales deben tener claras las señales de alerta de los Trastornos del Espectro Autista (TEA): el niño no reconoce su nombre, tiene mayor interés por los objetos que por las personas, no mira a la cara de las personas que le hablan, se obsesiona con determinados juguetes o parece que a veces no oye bien.

En los últimos tiempos los pediatras de Atención Primaria (AP) han registrado en sus consultas un ligero incremento de pacientes con Trastornos del Espectro Autista (TEA). Según los resultados del último informe de los Centros para el Control y la prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, se trata de un trastorno que se presenta entre 3 y 4 veces más en varones. El autismo suele ser difícil de diagnosticar ya que habitualmente es la familia la primera en sospechar que el niño no se comporta de forma normal.

“Las dudas suelen aparecer en torno a los dos años de edad, la primera consulta suele hacerse cuatro meses después y el diagnóstico inicial tiene lugar cuando el niño tiene casi 5 años”, explica el Dr. Antonio Pons, pediatra del Centro de Salud de Alcalá del Río, en Sevilla.

Para la Asociación de Pediatras de Atención Pediatra de Andalucía resulta fundamental definir cuál es la población que presenta mayor riesgo de padecer este tipo de trastorno y que los padres conozcan las señales de alerta y la forma de tratarlo. Para ello, se pretende concienciar a la sociedad y define las siguientes situaciones como circunstancias de riesgo:

– Existencia de algún familiar directo con diagnóstico de TEA.
– Síndrome genético relacionado con autismo.
– Antecedentes biológicos desconocidos (adopción, ayuda a la fertilidad con donación de óvulos o espermatozoides…).
– Exposición prenatal a tóxicos, drogas o alcohol.

El Dr. Pons recomienda “hacer un seguimiento más especializado si, de manera habitual, el niño no reconoce su nombre, tiene mayor interés por los objetos que por las personas, no mira a la cara de las personas que le hablan, se obsesiona con determinados juguetes o parece que a veces que no oye bien”.

Asimismo, ante la sospecha de TEA, una vez sea valorado por el pediatra de AP, se debe realizar la derivación simultánea a la Unidad de Salud Mental Infantojuvenil (USMIJ) para confirmar el diagnóstico, realizar su seguimiento e iniciar la intervención adecuada. Sin embargo, los pediatras de AP coinciden en destacar que es muy importante que el profesional sanitario conozca los tipos de intervención disponibles y que pueda recomendarlos en base a cada caso.



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