15 de octubre de 2012

La asociación de autismo de Palencia reclama una atención más especializada

Las casas de Lourdes Aparicio o de Cristina Cailletbois están inundadas de notas y pegatinas con dibujos que derivan en órdenes para sus hijos, como los pictogramas colocados en el baño que indican paso a paso cómo asearse. Y es que las personas con autismo utilizan el cerebro de una forma distinta, desarrollando más la zona que controla la información visual.
 
El autismo, un trastorno del desarrollo de origen neurobiológico que se suele identificar durante los dos primeros años de vida, forma parte de los Trastornos del Espectro del Autismo (TEA), un conjunto de trastornos complejos que afectan al desarrollo del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral, especialmente en los aspectos relacionados con el procesamiento de la información que proviene de los estímulos sociales.
 
Estos trastornos son fundamentalmente cinco: el autismo clásico, el síndrome de Rett, de Asperger, el trastorno general del desarrollo no especificado y el desintegrativo infantil. En la actualidad, según datos arrojados en España, hay alrededor de 300.000 personas diagnosticadas con algún tipo de estos trastornos, y 50.000 de ellos son niños en edad escolar.
También se trata de un trastorno en auge, que se traduce en datos, que tienen su reflejo en Castilla y León, donde las asociaciones de autismo han incrementado el número de personas atendidas en casi un 20% en este año.
 
Los primeros síntomas que indican que pasa algo suelen ser que son niños que no hablan, que parecen sordos, que indican sus necesidades llevando la mano de otros, que muestran dificultad para relacionarse con otras personas, que no sienten temor ante peligros reales o que tienen conductas motoras repetitivas.
 
La asociación Autismo Palencia aúna a 24 familias, todas con unas inquietudes comunes, pero cada una con sus particularidades. Y es que no hay dos autistas iguales, y menos para la sociedad, para la que este trastorno aún resulta invisible, lo que genera prejuicios, interpretaciones erróneas y generalizaciones que dificultan el desarrollo de una atención especializada, la que resulta necesaria para mejorar la calidad de vida de los autistas.
 
Así lo hacen constar, con motivo del Día Europeo del Autismo, las familias palentinas para las que la sede de la avenida Simón Nieto, número 14, es como su segunda casa. Allí comparten sus experiencias, sus sinsabores, las dificultades a las que se enfrentan día a día. «Yo lo había parido, pero era una perfecta desconocida de mi hijo, una sensación que cambió totalmente a los pocos días de llegar a esta asociación», recuerda Cristina Cailletbois, la madre de Juan Pablo.
 
La principal reivindicación de los familiares de los afectados es que el ámbito sanitario y el educativo presten atención especializada a las personas autistas, porque basándose en estudios científicos, insisten en que una intervención puntual desde edades tempranas, desarrollada por profesionales indicados, supone una importante mejora de la calidad de vida para estas personas, así como una reducción notable de costes para la administración.
 
Sin embargo, también lamentan que las nuevas políticas, y más en este contexto de crisis, no reconocen la especifidad del autismo y plantean modelos de servicios de atención generalista. En sus propias carnes lo sufren los padres de estos niños que frecuentan la asociación palentina, en la que disfrutan a su manera a la vez que aprenden. «Hacemos un esfuerzo titánico, porque en muchas ocasiones no podemos trabajar, porque son niños que no se quedan con cualquiera», señala Cristina.
 
Por su parte, César Martín explica que actualmente los gastos de las actividades y los profesionales con los que trabaja la asociación son costeados en un 20% por las familias, pero que los recortes en las subvenciones y la disminución de las ayudas de la Ley de la Dependencia complicarán la situación económica del colectivo.
 
Y los dineros, una vez más, chocan con los objetivos que la asociación se plantea para el futuro. Entre los retos de la asociación del autismo figura la mejora de la detección precoz para alcanzar un diagnóstico certero lo antes posible, «acorde a los protocolos y buenas prácticas reconocidas a nivel internacional», resalta Jordi Casacuberta, gerente de la asociación y educador social. También insisten en la necesidad de garantizar el acceso de los autistas a los servicios sanitarios en condiciones de igualdad al resto de los ciudadanos, igual que la adecuada educación a lo largo de toda la vida.
 
 

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