22 de junio de 2012

Síndrome de Asperger

Síndrome de Asperger

Definir el Síndrome de Asperger resulta difícil por los debates que al respecto aún mantienen los expertos. Mientras unos lo incluyen en el continuo de los trastornos del Espectro autista, con el que comparte rasgos en algún grado; otros lo consideran un cuadro con “personalidad propia”.

Lo cierto es que el síndrome de Asperger comenzó a estructurarse como un trastorno diferenciado un año después de la muerte de Hans Asperger (1980), cuando la psiquiatra inglesa Lorna Wing publicó el trabajo “Asperger syndrome: a clinical account” (Síndrome de Asperger: un informe clínico), basado en el estudio personal de 34 casos entre los 5 y los 35 años de edad y en el cual daba el nombre de síndrome de Asperger al que Hans Asperger había llamado psicopatía autística y donde proponía incluir tanto el autismo de Kanner como el síndrome de Asperger “en un grupo más amplio de condiciones que tienen en común una discapacidad en el desarrollo de la interacción social, la comunicación y la imaginación”.

El reconocimiento “oficial” del Asperger como trastorno diferenciado del autismo clásico llegó en 1993 cuando la Organización Mundial de la Salud lo incluyó en la décima edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (International Classification of Diseases, ICD-10) y al año siguiente lo hizo la Asociación Psiquiátrica Americana, en la cuarta versión del Manual Estadístico y Diagnóstico de Trastornos Mentales (Diagnostic and Statistic Manual, DSM-IV). A partir de ese momento, los estudios sobre el Asperger se multiplican y con ellos las publicaciones que difunden su conocimiento, sin embargo, aún sigue siendo un cuadro poco conocido entre la población general e incluso por muchos profesionales.

Sin entrar en debates teóricos, podemos definir el síndrome de Asperger, tal como lo hace la Federación Española de Asperger:
“un trastorno severo del desarrollo, considerado como un trastorno neuro-biológico en el cual existen desviaciones o anormalidades en los siguientes aspectos del desarrollo:
  • Conexiones y habilidades sociales
  • Uso del lenguaje con fines comunicativos
  • Características de comportamiento relacionados con rasgos repetitivos o perseverantes
  • Una limitada gama de intereses
  • En la mayoría de los casos torpeza motora”
Aunque es necesario hacer la salvedad de que cada niño tiene sus propias características, ninguno es igual a otro; es importante recordar que la persona con Síndrome de Asperger tiene un aspecto e inteligencia normal o superior a la mayoría de los niños de su edad (por definición) y, frecuentemente, habilidades especiales en áreas restringidas. Sin embargo, presenta un estilo cognitivo distinto (pensamiento lógico, concreto e hiperrealista), problemas para relacionarse con los demás y comportamientos inadecuados. Su discapacidad no es evidente, manifestándose sólo a nivel de comportamientos sociales inadecuados los cuáles son generadores de problemas para ellos y sus familiares, en todos los ámbitos. En general, el diagnóstico del cuadro tiende a realizarse cuando el niño está en edad escolar.

Tal como ocurre con otros trastornos del espectro autista, los científicos no saben exactamente qué causa el síndrome de Asperger, pero se conoce que el cerebro de alguien con esta afección funciona de forma diferente al de una persona que no la tiene.

¿Cuáles son los signos del síndrome de Asperger?

Los sujetos con síndrome de Asperger tienen problemas con las destrezas sociales, emocionales y de comunicación y, además, muestran conductas e intereses inusuales. Algunos rasgos que podrían observarse son:
  • Problemas para comprender los sentimientos de otras personas o para expresar sus propios sentimientos.
  • Dificultades para entender el lenguaje corporal.
  • Evitan el contacto visual.
  • Desean estar solos; o quieren interactuar pero no saben cómo hacerlo.
  • Tienen intereses muy específicos, a veces obsesivos.
  • Hablan solo acerca de ellos mismos y de sus intereses.
  • Hablan de forma poco usual o con un tono de voz extraño.
  • Dificultad para hacer amigos.
  • Nerviosismo cuando están en grupos sociales grandes.
  • Torpes o descuido.
  • Presencia de rituales que se niegan a cambiar, como una rutina muy rígida para irse a dormir.
  • Realizan movimientos repetitivos o extraños.
  • Muestran reacciones sensoriales poco comunes.

Sin embargo, con el apoyo y los servicios adecuados, las personas que los presentan pueden mejorar la forma en que enfrentan los desafíos y aprender a superarlos, así como a desarrollar sus fortalezas.

¿Qué puedo hacer si creo que mi hijo?
Hable con su pediatra y con su maestro, ellos pueden ponerle en contacto con los especialistas adecuados para realizar un diagnóstico oportuno y una propuesta de atención. Es muy importante empezar la intervención tan pronto sea posible para ayudar al niño a alcanzar su máximo potencial. ¡Actuar rápido puede hacer una gran diferencia!

Para finalizar:
Un fragmento tomado del libro “Descubrir el Asperger” escrito por Ramón Cererols, nos recuerda la clave cuando tratamos con este síndrome:

"Cada persona con Asperger, como cada persona neurotípica, es diferente. El grado y tipo de afectación varía, como también varían las circunstancias del entorno social y familiar, y la manera como cada cual responde y se adapta a estas afectaciones. El espectro de los trastornos generales del desarrollo es muy amplio y multidimensional, y las fronteras que separan un trastorno de otro, y todos juntos con la “normalidad”, son borrosas. A veces resulta difícil saber si determinada característica es típica del trastorno, o específica de la persona. ..Pero al final la única manera de entender el Asperger es entender a la persona que hay detrás".
Fuentes:

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