27 de junio de 2012

Graciela Basso: Qué es un trastorno del espectro autista

A la luz de las nuevas escalas diagnósticas en psiquiatría, prontas a salir, se ha abandonado el término "Autismo" por la denominación más amplia de “Trastornos del espectro autista”. En los últimos tiempos vienen aumentando las estadísticas de incidencia en la población: hoy se considera que abarcan a un 1% de la población infantil.

Se trata de trastornos neurobiológicos provocados por múltiples causas, algunas aún desconocidas, que producen un compromiso disfuncional del sistema nervioso central. Se han descubierto últimamente unas neuronas llamadas ‘’en espejo’’. Estas neuronas desarrollan un rol fundamental en el aprendizaje por imitación y en la empatía, ya que permiten entender las acciones y emociones del otro. Aquí residirían las dificultades de estos niños.

Tienen tres síntomas característicos:

  • Graves dificultades en la interacción con los demás: no miran, no se conectan, no interactúan, no sonríen. Son atraídos por estímulos ambientales pero no por la voz humana.

  • Serias limitaciones para poder comunicarse con el entorno, dificultades en la adquisición del lenguaje.

  • Conductas, intereses o actividades repetitivas, estereotipadas, que afecta también el desarrollo del juego simbólico. Pueden tomar un juguete, pero se lo llevarán a la boca y luego lo tirarán, lo harán girar o lo golpearán en forma repetitiva. Se interesan por alguna característica de los objetos y no por los objetos totales.

Por eso es importante analizar el juego del niño, no sólo quedarnos tranquilos con verlos jugar.

Ya podemos reconocer signos de esta enfermedad desde muy temprana edad, alrededor de los 2 años, aunque ojos entrenados pueden detectarlo incluso antes.

Esto es muy importante ya que cuanto antes se haga el diagnóstico, antes se iniciará el tratamiento, y cuanto más rápidamente se estimule la neuroplasticidad, mayores serán los logros que se conseguirán.

Dentro de los controles habituales del pediatra es necesario que puedan descartarse los signos y síntomas que estén relacionados con esta patología, pero en el caso de que haya dudas es necesario consultar al especialista.

A qué deben prestar atención los padres

Aquí va una serie de pautas que pueden observar:

  • ¿Se interesa por otros niños? ¿Hace contacto visual? ¿Sonríe?

  • ¿Pide las cosas señalándolas?

  • ¿Le gusta subir escaleras o trepar?

  • ¿Le gusta jugar a las escondidas?

  • ¿Imita acciones en sus juegos, por ejemplo, servir una taza de té?

  • ¿Cuando le muestra cosas interesantes para él, trata de interactuar con usted en sus juegos?

  • Cuando juega con algún juguete pequeño, ¿puede hacer algo más que llevarlo a la boca y tirarlo?

  • Antes del año, ¿puede balbucear algunas palabras o tener gestos con significado, por ejemplo, saludar con la manito?

  • Al año y medio, ¿es capaz de decir palabras sueltas?

  • ¿Logra frases de dos palabras a los dos años?

El tratamiento debe ser instaurado lo antes posible. Debe realizarlo un equipo multidisciplinario compuesto por psiquiatras, neurólogos, psicólogos, psicopedagogos, terapistas físicos, especialistas en estimulación temprana, fonoaudiólogos, docentes, todos especializados en este tipo de patologías. Es importante abordar al niño como especial e individual, con sus tiempos y capacidades propias, pero también trabajar sobre el entorno familiar y social.

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