26 de octubre de 2011

Autismo: empezando a comprenderlo


Existe un debate sobre si es necesario renombrar a los llamados "Trastornos Generalizados del Desarrollo" coon la denominación de "Trastorno del Espectro Autista" (TEA). Independientemente del resultado de dicho debate, se trata de un conjunto de trastornos del desarrollo, que se caracteriza por trastornos de la comunicación, dificultad para la socialización y conductas repetitivas y estereotipadas.

Incluye el Autismo, que es la forma más grave de presentación, el Síndrome de Asperger, donde los síntomas son más leves y no hay trastornos del lenguaje ni deficiencias intelectuales, y el Trastorno Generalizado del Desarrollo No Especificado, donde se encuentran algunos síntomas de uno y otro, pero no se reúnen todos los criterios para establecer un diagnóstico. Los síntomas de TEA varían de leves a muy graves, y por esto se denominan “trastornos de espectro”.

Uno de cada 110 menores en Estados Unidos padece TEA, y se ha encontrado un aumento de un 60% de los casos en los últimos 20 años.

Aun no se ha establecido la causa del TEA, pero se ha relacionado a factores genéticos, a algunas enfermedades y condiciones, como esclerosis tuberosa y síndrome de Down, y algunos medicamentos usados durante el embarazo, como Talidomida y Acido Valproico.

Los síntomas aparecen antes de los 3 años de edad y aunque pueden mejorar, son permanentes. El diagnostico se realiza en base a la conducta y el desarrollo del niño de acuerdo a su edad.

En estudios recientes se ha establecido que un diagnostico temprano, sumado a medidas de intervención tempranas ofrecen grandes beneficios al mejorar la evolución.

Entre los síntomas de TEA encontramos:

-Evita el contacto visual (la mirada que traspasa)

-Retraso del desarrollo del habla y el lenguaje

-Repite frases o palabras

-Aleteo con las manos, mecer el cuerpo o girar en círculos (movimientos estereotipados)

-No reaccionan cuando se les llama por su nombre (cerca de los 12 meses)

-Se irritan o enojan con los cambios y tienen intereses obsesivos

En niños menores de tres años encontramos:

-Retraso en el desarrollo del lenguaje hablado (no hay balbuceo, o vocaliza sonidos monótonos)

-Notable deficiencia en el uso de conductas no verbales (expresión facial, mirar a los ojos, hacer ademanes)

-Falta de interés de compartir los logros e intereses con las demás personas. (Por ejemplo, no señalar objetos atrayentes)

-Falta de reciprocidad social y emocional (dificultad para interactuar, por ejemplo, no juega a las escondidas, no intenta aplaudir, o cantar contigo)

Aunque no existe tratamiento, el diagnostico permite el inicio de temprano de intervenciones que favorecen la mejoría de los aspectos sociales, conductuales y del lenguaje. Permite además que la familia responda de manera adecuada, disminuye la necesidad de educación especial, y aumenta las posibilidades de independencia en la vida adulta.

Si notas que tu hijo presenta alguno de los síntomas de TEA, háblalo con tu pediatra quien te orientará con el diagnóstico y las medidas que ayudarán a tu hijo a integrarse adecuadamente a su entorno.

Fuentes:

PediatricsinReview Vol 29 No. 7

http://www.cdc.gov/ncbddd/Spanish/autism/index.html

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