27 de septiembre de 2013

Las personas con autismo necesitan comprensión y ser tenidos en cuenta en la sociedad

A pesar de que afecta a uno de cada 150 niños, el autismo es invisible. Invisible porque no presenta señales físicas e invisible porque la sociedad no lo comprende y, por tanto, no lo respeta. Mucha gente ignora en qué consiste o utiliza el término para insultar a aquel que no se relaciona, por eso la labor de concienciación es esencial.

Lo que otros niños consiguen de manera natural, un niño con TEA lo hará con la ayuda de terapias específicas y mucha paciencia. En los centros dirigidos a este colectivo se utilizan paneles con pictogramas para que los niños pidan lo que quieren señalando y agendas de actividades como forma de anticipación. En Vínculo la mayor parte del tiempo la pasan jugando. Esther Medraño explica que "el juego tiene una connotación social, sirve para aprender reglas, para respetar, para elegir, para simbolizar y para generalizar".


Pero las personas con autismo no sólo se ayudan de estrategias específicas para mejorar su desarrollo, también necesitan ser contemplados por la sociedad. Algo tan sencillo como unificar los símbolos de las puertas de los baños públicos, al igual que se universalizan los pictos de las autopistas, sería un avance para mejorar la calidad de vida de este colectivo. La gente cree que son raros y que hacen cosas raras y eso hace que no se les tenga en cuenta, olvidando que la diversidad forma parte de la naturaleza humana.


Esther Medraño asegura que las redes sociales están siendo una gran herramienta para difundir información sobre autismo y que muchos padres consultan en internet cuando perciben las primeras señales de alarma. En el blog "Alto alto como una montaña" ella y Olga Lalín escriben sobre el autismo para ayudar a otros a comprender este trastorno. Ambas confiesan que al principio es muy duro, porque "mientras las demás llevan a sus hijos al parque tu llevas al tuyo a un centro de atención temprana", comenta Olga Lalín. Pero cuando superó el duelo le vinieron "las ganas de hacer, de sensibilizar", y ahora escribe para concienciar al resto al tiempo que canaliza su tristeza.


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