8 de febrero de 2012

Diagnóstico diferencial entre el espectro autista y el espectro esquizofrénico

Paula Pérez, Isabel. Profesora Titular de Departamento de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación de la Universidad de Barcelona, y directora del Postgrado "Diagnóstico e Intervención en los Trastornos del Espectro Autista".

La distinción nosológica entre espectro autista y espectro esquizofrénico está hoy día claramente delimitada a pesar de las evidencias científicas de la relación genética entre ambas condiciones. El solapamiento de síntomas negativos de la esquizofrenia con ciertas manifestaciones autistas, y la atribución errónea de síntomas positivos de la esquizofrenia en el autismo por profesionales no familiarizados con los trastornos del espectro autista, ponen de relieve la importancia de descifrar las claves que permitan el diagnóstico diferencial, o la valoración de la comorbilidad y co-ocurrencia entre ambos espectros cuando así sea.

El artículo analiza y desgrana las manifestaciones del autismo que pudieran ser erróneamente confundidas con la dimensión psicótica y la dimensión de desorganización correspondientes a los síntomas positivos del espectro de la esquizofrenia; así como esclarecer las explicaciones psicológicas que justifican la manifestación de ciertos síntomas negativos asociados con frecuencia al autismo.

Los síntomas característicos de la esquizofrenia incluyen un abanico de disfunciones cognoscitivas y emocionales que abarcan alteraciones de la percepción, del pensamiento inferencial, del lenguaje y la comunicación, de la organización comportamental, de la afectividad, la fluidez y productividad del pensamiento y el habla, de la capacidad hedónica, de la voluntad y de la motivación y la atención. Algunos de estos síntomas se solapan claramente con los contemplados en el espectro autista. Aunque en la esquizofrenia pueden aparecer estereotipias y patrones repetitivos de comportamiento, no configuran en ningún caso un criterio diagnóstico, cosa que si sucede en el autismo.

Por otro lado, los síntomas negativos del espectro esquizofrénico reflejan una disminución o pérdida de las funciones normales en la expresión emocional (aplanamiento afectivo), la fluidez y la productividad del pensamiento y el lenguaje (alogia), y el inicio del comportamiento dirigido a un objetivo (abulia). A un nivel conductual, las características que se asocian con los síntomas negativos que se describen en la esquizofrenia también están presentes en el autismo.

Lo que habría que preguntarse es si las teorías psicológicas que explican estas conductas son también comunes. ¿Cómo puede el profesional discernir si las manifestaciones conductuales son propias de una condición, de la otra, o fruto de la comorbilidad? Las claves para determinar si las manifestaciones clínicas son propias del espectro autista, del espectro esquizofrénico o fruto de la comorbilidad radican en la valoración de la historia de desarrollo de la persona, el pródromo e inicio de la alteración, su evolución y la presencia o ausencia de síntomas positivos de la esquizofrenia.

Una evaluación adecuada de la presentación cualitativa de los síntomas, además de una presencia o ausencia de criterios diagnósticos clave para cada espectro, pueden dar buena información para la toma de decisiones y para que los tratamientos médico-farmacológicos y psicoterapéuticos no resulten estériles. Es evidente la necesidad de una formación por parte de los clínicos tanto en trastornos mentales tradicionales como en trastornos del neurodesarrollo para proveer la mejor atención posible y reducir el salto que separa los servicios de psiquiatría infanto-juvenil con los de adultos.



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