18 de febrero de 2015

Cómo manejar las emociones y las conductas de nuestros hijos

Cómo contener a los niños, en qué situaciones se deben establecer límites y de qué manera. La doctora Ana Beraudi, especialista en psiquiatría infanto juvenil, responde a estas y otras inquietudes. 

Por Gabriela Martín

Por la extremada estimulación que reciben los niños y las condiciones del mundo actual, algunos papás sienten dificultades respecto de la crianza de sus hijos. Se ven sobrepasados y no saben cómo actuar ante determinadas situaciones. La Clínica de Regulación de las Emociones y la Conducta en los niños (Ineco) realiza talleres de entrenamiento para padres y niños, que tienen como objetivo reflexionar sobre las dificultades actuales en relación al ejercicio del rol de padres.

"Hay que pensar una modalidad de crianza y educación que esté en sintonía con las necesidades de los niños y adolescentes de hoy (tecnológicos, informados y ultra estimulados) sin dejar de lado las normas, aportando estrategias y herramientas que ayuden a los padres en su desempeño cotidiano, y en la regulación de aquellas conductas inadecuadas, explosivas y disreguladas", explica a Tu Día la doctora Ana Beraudi, especialista en Psiquiatría Infanto Juvenil, jefa de la Clínica de Trastornos del Espectro Autista y de la Clínica de Trastornos de Disregulación de Conducta y emociones de Ineco, Instituto de Neurociencias Cognitivas.

Los padres deben conocer cuáles son las normas y los límites para ser eficaces, entendiendo la dinámica y generando modos efectivos de aplicar la disciplina en casa. En los talleres para padres se trabaja sobre los modos de comunicación, desarrollando habilidades y estrategias cognitivas y conductuales para lograr una convivencia placentera. En los talleres para niños, en cambio, aprenden a identificar sus estados emocionales y adquieren herramientas para lograr actuar satisfactoriamente, tanto para ellos como para su entorno.

"Las situaciones en las que se deben poner límites son aquellas en las que el niño corre riesgo, que quiere lastimarse o lastimar a otros, y que no respeta las normas. También es sumamente necesario poner límites en las situaciones de desborde. Lo importante es garantizar la seguridad del niño", aclara la especialista.

Y agrega: "Los límites deben ser claros y específicos, estar ajustados a la edad y desarrollo evolutivo del niño, razonable y fácil de cumplir, comprobables, cortos y su enunciado en positivo, teniendo coherencia y constancia. Si bien los niños representan un desafío para el equilibro y serenidad de los padres, los "chirlos" o castigos físicos no son una opción bajo ningún punto de vista".

Los padres que utilizan el castigo físico para frenar un comportamiento inapropiado cometen un error porque este método frena el mal comportamiento por un tiempo, pero no le enseña al niño a cambiar su conducta. "Disciplinar es enseñarle al pequeño a escoger buenos comportamientos. El castigo físico se hace menos efectivo con el tiempo y puede hacer que el niño se comporte de manera agresiva. Otros métodos de castigo son preferibles y deben usarse cuando sea posible", dice la doctora Beraudi.

Y sigue: "Tenemos que contener a los chicos. Esta es su necesidad al estar invadidos por el miedo, el enojo, por un desborde emocional o en medio de un berrinche. Lo más útil es que luego de pasada la crisis, les hablemos con calma y ayudemos a identificar qué es lo que sienten, ayudándolos a que puedan poner en palabras sus sentimientos. Si se tira al piso, nos patea, pega o muerde, sostenerlo y abrazarlo con fuerza, darle tiempo para que se tranquilice y decirle que no vamos a permitir que se lastime o que nos lastime. Si no permite que lo toquemos, darle tiempo a que se le pase, pero si se está poniendo en riesgo hay que detenerlo poniendo un límite desde lo corporal. En ese momento no alcanza con la palabra".

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