27 de enero de 2012

Vacaciones y Trastornos del Espectro Autista

Claudio Hunter Watts

Cuando una familia es bendecida con un niño con capacidades diferentes es mejor que cuanto antes vaya sabiendo que las cosas de la vida que para otros son meras elecciones como las de sus vacaciones (playa, montaña, largas travesías en auto, aviones, etc.), para ellos deben ser cuidadosas decisiones. Así el destino debe ser una elección prudente.

Los que han optado por las vacaciones más espectaculares donde creyeron iban a encontrar la panacea, como viajes hacia lugares paradisíacos con delfines, pronto se dieron cuenta del error que habían cometido. Disneylandia es uno de los lugares turísticos más contradictorios ya que los niveles de excitación pueden también ser muy estresantes por los ruidos y las multitudes.

Planificar el viaje –sea en avión, tren, coche u ómnibus- con suficiente anticipación y a sabiendas de las reacciones del niño ante éstos medios de transporte. Es conveniente tener a mano “facilitadores” como llevar tapones para los oídos, agua y bocadillos para los viajes de avión, música y comida de picnic para los viajes en coche, y la música portátil y de vídeo para todos los viajes de larga distancia (laptop y/o IPad bien cargadas). No olvidar llevar sus juguetes predilectos, revistas y otros “distractores”.

Es conveniente pensar en la familia como un todo pero sin olvidar al pequeño con sus particularidades, y que éstas no se conviertan en una pesadilla: por ejemplo si tiene un problema sensorial con la arena o hipersensibilidad al agua fría, quizás la costa no sea la mejor opción, por el contrario, si el niño puede disfrutar de tales espacios, los mismos pueden convertirse en la mejor elección.

La distancia y la forma de viaje pueden basarse también en experiencias previas aunque no pueden dejarse de lado nuevos lugares y medios. Cerrarse a cualquier cambio es quitar posibilidades presentes y futuras. En tal sentido es siempre conveniente “preparar” en forma completa el escenario: marcar el calendario, ir descontando los días que faltan para la salida, preparar listados con figuras de los elementos a llevar, dar tiempo a hablar con el niño sobre lo que tendrán que hacer, desde el viaje hasta lo que harán en el lugar, hacerlo participar del armado del equipaje, tener los comunicadores necesarios y fundamentalmente preveer cuestiones de difícil manejo, así, medicaciones que el niño estuviera tomando, antidiarreicos, aspirinas, gotas para los ojos y oídos, antiinflamatorios y “painkillers”, ya que un simple dolor de panza o muelas pueden convertirse en la peor pesadilla.

Tener la prudencia de llevar una cartilla médica de la Obra Social (también carnet de la obra social y DNI) y –a efectos de evitar largas colas en supermercados y otros lugares-, llevar fotocopia plastificada del certificado de discapacidad que pueda ser exhibido antes que “estirar” la paciencia del niño al límite del desastre.

La selección del alojamiento debe hacerse con cuidado. Mucho depende del presupuesto que uno cuente, pero debe pensarse que un hotel puede ser ruidoso o que el niño presente un berrinche en un salón lleno de gente y tal sea motivo de miradas y aun comentarios molestos que no harán más que amargarnos las vacaciones. Tal vez un camping sea una opción más natural, pero también hay que tener en cuenta al niño en cuestión y no solo el espíritu de gozar de la naturaleza.

Muchas de las comodidades que no existen en un lugar así, son una necesidad en el caso de niños con TEA. Hay que basarse –nuevamente- en experiencias pasadas y acertar con la más adecuada. Tengo clientes que prefieren lugares muy lejanos y pacíficos donde pueden gozar de la naturaleza y una piscina en lugares cercanos a pueblos con farmacias y médicos para el caso de necesitarlas y donde pueden cocinar las comidas especiales que el niño exija con más libertad y menos presiones sociales.

Las vacaciones son para todo el mundo la oportunidad de relajarse y tomarse las cosas en forma más relajada, sin embargo para las personas con TEA el tiempo no planificado puede ser muy angustiante. Algunos continúan necesitando una agenda muy detallada, pero la mayoría necesitan la planificación (gráfica) con una cierta estructura diaria de paseos matinales tempranos, almuerzo, siesta y actividades divertidas y de acuerdo al lugar por la tarde (playa o excursiones), actividades relajantes vespertinas, cena, un poco de TV y, a dormir. La anticipación de las actividades es siempre una buena aliada.

La mejor de las planificaciones puede tener problemas por lo cual, siempre debe llevarse un Plan “B” en la mochila de recursos (Mariah Spanglet) por días de lluvia, pinchaduras, embotellamientos, etc. Asimismo es difícil no ocurran episodios en los que los demás digan algo del niño o critiquen a los padres. Deben ensayarse el “ignoring” (to refuse to pay attention to /”ignorar” o negarse a dar atención) o respuestas directas y asertivas para tales circunstancias ya que son muchos los estúpidos que gustan tirar comentarios hirientes.

Aparte de la sombrilla, el bloqueador solar y las ojotas, no debe olvidar poner en el equipaje un poco de tolerancia y un montón de sentido del humor, la mejor de las medicinas para su niño con autismo.

Claudio Hunter – Watts

www.porres.edu.ar



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