24 de abril de 2011

Los fármacos y el autismo: mucho aún por investigar

(HealthDay News/HolaDoctor) -- Poca evidencia respalda el uso de la mayoría de los medicamentos para tratar el autismo en los niños, con la excepción de los fármacos antipsicóticos risperidona y aripiprazole, que han mostrado éxito en el control de las conductas gravemente perturbadoras, hiperactivas y repetitivas, según muestra un estudio reciente.

Sin embargo, los antipsicóticos pueden tener efectos secundarios significativos, lo que incluye un aumento de peso sustancial, sedación y temblores o rigidez, y sólo deben usarse cuando sea absolutamente necesario, añadieron los investigadores.

"Los medicamentos son eficaces, pero tienen efectos secundarios significativos que deben limitar su uso a pacientes con impedimentos graves o en riesgo de lesión", apuntó la autora del estudio Melissa McPheeters, codirectora del Centro de Prácticas Basadas en la Evidencia Vanderbilt, en Nashville.

Otros medicamentos que a veces se recetan a niños autistas, que incluyen inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) para tratar conductas repetitivas y estimulantes usados para tratar la hiperactividad y la conducta repetitiva, cuentan con poca evidencia que respalde su uso, según el estudio. El estudio aparece en la edición en línea del 4 de abril de la revista Pediatrics.

Y un ensayo aleatorio y controlado sobre los ISRS no mostró beneficios en el control de las conductas repetitivas, según el estudio. Y aunque un estudio sí mostró que los estimulantes podrían ayudar con la hiperactividad, se necesita mucho más investigación.

Un segundo estudio en la misma edición de la revista analizó siete ensayos aleatorios controlados sobre la secretina, que se usa para tratar las úlceras pépticas, y el estudio no encontró beneficios en el tratamiento de los síntomas de autismo, y ni siquiera ameritó más estudio. (Los estudios en animales han mostrado que la secretina afecta al sistema nervioso central, lo que despertó el interés en el uso del fármaco en niños autistas. Pero esas esperanzas no han resultado, apuntaron los investigadores).

Un tercer estudio de la revista observó 34 estudios sobre intervenciones conductuales en preescolares. La investigación por lo general muestra que esas intervenciones ayudan a los niños a mejorar sus habilidades de lenguaje y sociales, pero la mayoría de estudios estuvieron mal diseñados, y se necesita más investigación, apuntaron los autores del nuevo estudio.

"Vemos una variabilidad real en la respuesta. Algunos subgrupos tienen efectos dramáticamente positivos y algunos niños siguen muy discapacitados", apuntó McPheeters.

Se calcula que uno de cada 110 niños de EE. UU. sufre de un trastorno del espectro autista, que con frecuencia se caracterizan por problemas con las habilidades de lenguaje, sociales y de comunicación, y conductas repetitivas.

Pero la afección puede variar ampliamente entre los individuos. Algunas personas nunca desarrollan la capacidad de hablar, mientras que otras van a la universidad.

"Este trío de artículos de revisión es importante ya que recuerdan a padres y profesionales lo difícil que es tratar a los niños autistas de forma eficaz, la poca investigación que hay para respaldar algunas de nuestras intervenciones médicas y del desarrollo, y lo desafiante que es llevar a cabo investigación clínica bien diseñada de forma eficiente", señaló el Dr. Andrew Adesman, jefe de pediatría del desarrollo y conductual del Centro Médico Pediátrico Steven and Alexandra Cohen de Nueva York.

Los niños autistas con frecuencia también sufren de otras afecciones, como conductas agresivas o perturbadoras, trastornos convulsivos e hiperactividad. Ningún medicamento se dirige a los problemas de comunicación o con el funcionamiento social que definen al autismo en sí, apuntaron los expertos. En vez de ello, los médicos recetan fármacos para intentar aliviar esas otras afecciones.

"Los medicamentos se usan para tratar los síntomas comórbidos, no los síntomas centrales del autismo", explicó McPheeters.

En la revisión, los investigadores observaron estudios llevados a cabo entre 2000 y 2010 sobre el uso de varios medicamentos en niños de hasta doce años de edad que sufrían de un trastorno del espectro autista. El estudio sobre los medicamentos incluyó a nueve investigaciones sobre antipsicóticos, cinco sobre ISRS, y cuatro sobre estimulantes.

Aunque la evidencia para los antipsicóticos es potente, se necesita mucho más investigación sobre los nuevos antipsicóticos que podrían tener menos efectos secundarios, apuntó McPheeters.

En cuanto a las intervenciones conductuales tempranas, "contamos con un reducido número de investigaciones que sugieren resultados positivos, pero hay una necesidad crítica de estudios de replicación, extensión y controlados", comentó McPheeters.

Añadió que "aunque el artículo afirma que la potencia de la evidencia es baja e insuficiente, eso no debe interpretarse como que las intervenciones no son eficaces, sino como una exhortación a investigación adicional".

Los tres estudios formaron parte de un proyecto de 18 meses de duración llevado a cabo en conjunto con la Agencia para la Investigación y la Política de Atención de Salud para revisar toda la evidencia sobre tratamientos para los trastornos del espectro autista en niños de hasta doce años publicados tras 2000, apuntó McPheeters, autora principal del informe que será publicado en el sitio web de dicha agencia.

El informe comenzó con más de 4,000 resúmenes, y se redujo a un total de 183 estudios.

Para el estudio sobre los medicamentos, las investigaciones tenían que incluir a al menos treinta personas, mientras que para el estudio conductual, debían incluir a al menos diez.

"El informe incluye estudios que son muy rigurosos, y también estudios que se consideraron de baja calidad", dijo McPheeters. "Creíamos que era importante cubrir todo el terreno para que la gente pudiera ver todo lo que había".

Otro desafío para los médicos es determinar qué niños responderán mejor a qué tratamiento, comentó el Dr. Eric Hollander, director del Programa de Trastornos Compulsivos, Impulsivos y del Espectro Autista del Centro Médico Montefiore de la ciudad de Nueva York.

"Ningún tratamiento en particular funciona para todos los pacientes", señaló Hollander.

Más información

Para más información, diríjase a Autism Speaks.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor



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