3 de abril de 2011

España: Alfahar o el mundo de las hadas

Este podría ser el inicio de un cuento lleno de seres mágicos como hadas, magos o duendes, donde la imaginación vuela por sí sola y los sueños de todos se hacen realidad. La historia no va muy desencaminada, ya que lo que se pretende en el centro de día Alfahar de Valladolid es que las personas con autismo y otros trastornos generalizados del desarrollo mejoren su calidad de vida, y a la vez, la de sus familias.

Este centro, ubicado en Covaresa, abrió sus puertas hace ocho años. Mari Paz Pérez Benito, psicopedagoga y directora del centro de día para adultos, destaca «cómo ha mejorado el centro desde su inauguración tanto en espacio como en organización», algo muy importante para las personas con este trastorno, ya que necesitan seguir unas rutinas y unos hábitos claros y «nosotros nos amoldamos a sus necesidades, que es lo primordial en el centro».

Pérez Benito incide en la creación de un centro contiguo en el que se han incluido nuevas actividades como «costura, pintura o enmarcación» (hasta ahora trabajaban el reciclado y la encuadernación); además de un «espacio de hidroterapia, otro de estimulación y una sala común», para que los usuarios de este centro convivan lo más placenteramente posible.

Estas medidas van mejorando la situación de estos jóvenes y de sus familias que empezaron en 1980 como una asociación con un local para uso escolar, cedido por José Luelmo a través del Ayuntamiento, y que ahora está formado por tres centros importantes, el Corro, Alfahar y Hamelín, con cinco unidades en total, que hacen que estos niños estén mejor atendidos y cuidados que cuando empezó esta iniciativa.

Tres centros concertados subvencionados en parte por la Junta de Castilla y León y por el Ministerio de Educación, pero para mejorar la calidad del servicio con más actividades y más profesionales, los padres asociados pagan una cuota mensual a la asociación y corren así con una parte de los gastos.

Un niño para toda la vida

De las actividades que realizan, además de los talleres, destacan las actividades de ocio y tiempo libre: salidas al teatro, a la piscina, a las ferias en septiembre, hacen una excursión de fin de curso y, en julio, los chicos más tolerantes al cambio de rutina hacen una salida a la playa. Los últimos años se han ido a Benicarló, donde se bañan, toman refrescos, dan paseos por la arena o por el paseo marítimo; siempre acompañados, cada dos niños, por un profesional.

También José Sixto Olivar Parra participa desde el principio con estas familias ya que es uno de los creadores de El Corro, el primer centro de Valladolid para niños con este trastorno. Se encaminó en este proyecto después de acabar la carrera de Psicología en 1978 y acudir a un congreso de musicoterapia donde trataban este trastorno. Desde el Imserso le dijeron que solo había cinco niños con ese trastorno y que no tenían tratamiento; a partir de ahí decidió crear una unidad de autismo para empezar a trabajar con ellos. Con la ayuda de otros profesionales y algunos de los padres de estos jóvenes se fueron abriendo diferentes centros para asistir a estas personas, hasta el día de hoy.

A estos lugares se puede acudir si se tiene la mínima sospecha de que algún familiar sufra autismo, ya que «la ayuda de profesionales en estos casos es muy recomendable y más ahora, que están muy bien formados y una familia sola es muy difícil que saque una situación así adelante», aclara el psicólogo Olivar Parra. Ayuda que se necesita porque «los niños con autismo son absorbentes, dependientes de una persona las 24 horas del día, los 365 días del año; mientras que el resto de niños tiene un ciclo y cuando se hacen mayores dejan más libertad a sus padres; los padres que tienen un niño con autismo tienen un niño para toda la vida», manifiesta Pérez Benito.

Personas dependientes a las que, en centros como este, diferentes profesionales les enseñan pautas básicas de comportamiento y les tienen preparados una planificación con diferentes rutinas que necesitan para su desarrollo diario. Por esto «es importante que comiencen cuanto antes con especialistas porque con diferentes recursos se consigue ayudar a sus familias y a ellos mismos, ya que, si no, el deterioro cognitivo es muy grande y con el paso del tiempo es difícil que cojan hábitos de comportamiento y de control», manifiesta la directora Mari Paz Pérez Benito.

Pero los jóvenes que tienen este trastorno también necesitan de la familia, ya que son una parte fundamental para el desarrollo de estas personas. En la Asociación Autismo Valladolid creen importante la participación de las familias en el día a día de los jóvenes con autismo, por lo que cuentan con el servicio de apoyo familiar.

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