16 de agosto de 2013

España/León/El Bierzo: Los padres de niños con autismo piden más integración en los colegios ordinarios


Los padres de niños con autismo piden más integración en los colegios ordinarios
La Asociación Autismo Bierzo destaca la importancia del diagnóstico temprano de un trastorno del que aún se desconoce tanto su origen como sus causas





V. Silván       15/08/2013
Anaí­s y Adriana, dos de las niñas con autismo participantes en el taller de verano para niños autistas. (Foto: César Sánchez)
Anaí­s y Adriana, dos de las niñas con autismo participantes en el taller de verano para niños autistas. (Foto: César Sánchez)

Los padres de niños con trastorno de espectro  autista reclaman un mayor “respaldo” de administraciones e instituciones públicas y la apuesta por una educación que sea “realmente” integradora  en los colegios, intentando normalizar el aprendizaje de sus hijos. Esta es una de las reivindicaciones de Autismo Bierzo, una organización que nació el año pasado para ayudar y dar apoyo a las familias con hijos diagnosticados de autismo o trastorno general de desarrollo. “Debería haber más apoyo, específico e individual, porque ningún caso de autismo es igual, incluso parece que cada niño tuviera un trastorno diferente”, explica el presidente de Autismo Bierzo, Iván Rivera, que aboga por que se haga un esfuerzo para que sus hijos tengan esa atención especial pero dentro de centros escolares ordinarios donde puedan relacionarse con otros pequeños de su edad.

Rivera se siente en cierta medida afortunado porque su hija, Anais, va al colegio en Toral de los Vados y juega, aprende y se divierte día a día con sus compañeros, al tiempo que recibe cuatro horas de apoyo a la semana y también tiene un profesor de audición y lenguaje, además de la atención que le prestan otros profesores en horas que tienen libres. Pero esta situación no se da en todos las escuelas y lo más habitual es optar por centros de educación especial, como es el caso del Bergidum.

“Lo ideal es que puedan acudir al colegio ordinario porque todos tienen capacidad de aprendizaje y mejorarían sus relaciones sociales, imitarían a otros niños, normalizarían conductas y hábitos”, añadió Rivera, mientras observa cómo se desarrolla uno de los talleres que imparten este verano en su local de los bajos de El Toralín. Una idea que también comparte la psicóloga Cristina Guerra, que colabora como voluntaria a través de su consulta ‘Psicologym’, que considera que la inclusión del niño autista en el aula regular es “la mejor terapia”.

“Se habla mucho de integración y al final es lo que falta”, lamenta Guerra, que reconoce que se exige más la adaptación del niño al sistema escolar existente, que la adaptación de este a las necesidades educativas de los pequeños. Así, puntualiza que a veces, en el caso del autismo, su aislamiento en colegios especializados puede llevar a un estancamiento en la evolución del niño. “Son niños que imitan mucho y, al no estar con niños no autistas, se pierden muchas posibilidades de seguir evolucionando, pierde vocabulario”, añade.


Cristina Guerra junto a dos de las niñas participantes en el taller. (Foto: César Sánchez)

Un gran desconocido

A pesar de los estudios y las investigaciones realizadas, el autismo sigue siendo hoy en día un gran desconocido, que además está rodeado de “mucho mito”, apunta Iván Rivera, en cuanto a su aislamiento, sus habilidades sociales y su capacidad comunicativa. “Tienen esas habilidades y capacidades pero las expresan de otra manera, no es verdad que no hablen, que estén siempre en su mundo, y son muy cariñosos”, bromea mientras uno de los chicos, Nacho, besa en la cabeza a su hija.

El autismo es un espectro de trastornos caracterizados por un déficit en el desarrollo, pero que en cada caso se puede expresar de una manera distinta  y con grados. “Hay tantos tipos de autismo como niños, algunos no hablan, otros como mi hija hablan con ecolalias –repeticiones de lo que oyen-, utilizan mucho los gestos, les pueden molestar y poner nerviosos ciertos ruidos”, enumera Rivera.

Y es que  no se sabe todavía cuál es su origen, si es una cuestión genética o ambiental. “No saben de dónde viene ni por qué se desarrolla ni por qué en unos se desarrolla de una manera y a otros de otra”, aprecia el presidente de Autismo Bierzo, que apunta también a que no se detecta en el embarazo y que su diagnóstico también evoluciona, siendo muy importante la detección temprana del trastorno. “En mi caso, nos dimos cuenta que algo pasaba cuando la niña tenía ocho meses y al principio, como no tienen información suficiente, el pediatra nos decía que esperáramos a que creciera  y madurara”, recuerda.


Anaís y Nacho durante uno de los ejercicios programados. (Foto: César Sánchez)

Aprendices visuales

“Son aprendices visuales”, destaca Rivera, que reconoce la importancia de los pictogramas para lograr la comunicación y anticipar acontecimientos y actividades. En este sentido, destacó la capacidad de memoria “asombrosa” de Anais, que con apenas tres años ya manejaba el ordenados y buscaba  en ‘You tube’ los videos que le gustaban. “El único tratamiento es trabajar con ellos”, puntualiza.

La incidencia general del Trastorno de Espectro Autista (TEA) es de 165 casos por cada mil habitantes y en el Bierzo se contabilizan alrededor de 96 casos entre diagnósticos y posibles diagnósticos. Así, en Autismo Bierzo unen sus fuerzas por el momento siete familias, las de Anais, Patri, Nacho, Adriana, Pablo, Izán y Diego. Ellos participan ahora en un taller para mejorar su autonomía personal, mientras que sus progenitores comparten experiencias en la escuela de padres. “Es algo desconocido y como el desarrollo no es como la sociedad te marca que tiene que ser, pues ya te pierdes”, afirma.

Con estas actividades pretenden que los niños sean capaces de tener una cierta independencia, que hagan cosas por ellos mismos, al tiempo que sirve para que los padres tengan “un respiro”. “Para las familias es un desahogo, lo agradecen mucho porque ellos son muy dependientes, es un alivio, aunque de momento es poco tiempo”, asegura Rivera, que reconoce que de momento trabajan con recursos de los propios padres y reclama ayudas para poder ampliar estas actividades, como un taller de hipoterapia con caballos en Salas de la Ribera. “Nosotros buscamos recursos para darle el apoyo y la atención que deberían tener y no tienen desde el punto de vista sanitario y de educación”, añadió.


Los padres de los niños autistas piden una educación verdaderamente integradora. (Foto: César Sánchez)

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