4 de noviembre de 2012

Costa Rica/San José: Niño autista, errante entre instituciones por falta de hogar

Irela Fornaguera 
 
Han pasado más de tres años desde que el niño ingresó y sus días son siempre los mismos; lo alimentan y lo mueven de idénticas maneras.

Los doctores lo vigilan en el pabellón de niños y adolescentes del Hospital Nacional Psiquiátrico, en Pavas, y aseguran que estaría mejor si se va de ahí. Sin embargo, más allá de la puerta de ese edificio no hay quien se anime a recibirlo; su familia lo dejó a la deriva y no hay albergues, instituciones, voluntarios, nadie.

La justificación: no conocen cómo lidiar con el autismo severo que acarrea este joven de 13 años, desde el diciembre en que nació. Nadie está dispuesto a atarlo, a controlar que no se golpee la cabeza con los puños, ni se muerda su lengua hasta romperla o se lesione, con insistencia sus rodillas.

Sin embargo, a pesar de que se agrede y tiene retraso mental, de que habla poco y casi no socializa, sus doctores aseguran que cuando está tranquilo, el niño bromea y se ríe de sus propias travesuras, sintoniza música latina y reggae, e incluso, la disfruta.

¡Aquí no! Arribó al Psiquiátrico en un vehículo del Patronato Nacional de la Infancia (PANI), el 15 de abril del 2009, a sus 11 años, luego de que esa institución maniobró durante tres años para ubicarlo.

Desde entonces, los psiquiatras del pabellón emprendieron un largo trayecto para sacarlo de ahí, convencidos de que a ese mal no lo curan sus remedios.

“No hay razón para que esté aquí, el chico no necesita cuidados médicos sino de enfermería, de manejo personal. Si se queda sufrirá un mayor deterioro”, alertó Álvaro Hernández, jefe de servicios médicos y rehabilitación del Hospital.

No obstante, en el país no existen albergues para él, el Hospital Nacional de Niños no tiene una unidad de internamiento ni dónde retenerlo, no hay rastro de familias voluntarias, y la Fundación Manos Abiertas no recibe perfiles así.

El capítulo del menor en el Psiquiátrico podría concluir por el recurso de amparo cuyo fallo, del 10 de agosto, obligó al PANI a reubicarlo a más tardar este mes.

¿Y ahora? “Esto es como pasarse la papa el uno al otro. El niño ha sido abandonado por el Estado, lo dejan ahí parqueado en el Psiquiátrico y ya, como un garaje ”, reclamó David Luna, neurólogo infantil.

Para Jorge Urbina, gerente técnico del Patronato, la mejor solución es enviar al menor a una organización no gubernamental (ONG) especializada en el manejo de la población discapacitada. Por eso, hace dos semanas solicitaron un cupo y esperan una pronta respuesta.
“Lo que proponemos es un acuerdo con la ONG: que ellos den toda la parte de cuido, y nosotros ayudamos con la atención personalizada que requiere”, dijo Urbina.

Si la Organización niega el cupo, el PANI lo ubicaría en una casa propia de atención especializada –que ya seleccionó– y complementaría el cuido mediante la contratación (temporal) de servicios privados.


No hay comentarios: