14 de julio de 2012

México: Cuando el autismo toca a la puerta

En México una de cada 88 personas nace con el síndrome del espectro. Confundirlo con una enfermedad o carecer de un diagnóstico limita el desarrollo de quienes lo presentan

Conocido como el síndrome del espectro, el autismo representa un reto diario para quienes lo padecen, debido a las dificultades en áreas básicas para el desarrollo de habilidades sociales como el lenguaje, la comunicación, conducta y proceso cognitivo.

En México se estima que una de cada 88 personas nace con autismo, sin embargo Eduardo Díaz, coordinador general de Coconéh, centro educativo diseñado para niños con dicho padecimien­to, explicó que la cifra más aproximada es de uno por cada mil, según la estadística europea.

“Al día de hoy no sabemos qué lo provoca. Por más de 50 años, en Estados Unidos, se ha investigado si se trata de una condición genética o neurológica, pero seguimos sin respuesta. Sabemos que se nace con autismo y no hay cura”, aseguró.

La detección de este padecimiento ocurre durante los primeros tres años de vida. Algunas personas no se comunican con palabras o se refieren a ellos mismos en tercera persona. Díaz ex­plicó: “En muchos casos se detecta el autismo porque el niño parece no escuchar o no habla, no obstante todas sus capacidades físicas funcionan correctamente”.

Es importante no confundir la timidez con el autismo. Para que éste sea detectado se requiere una evaluación completa antes de asegurar el diagnóstico.

“Quienes lo padecen no están enfermos, tienen una gran inteligencia y son capaces de aprender métodos matemáticos y de lectura. En vez de someterlos a un tratamiento médico, es recomendable explotar sus habilidades por medio de actividades educativas”, detalló el especialista.

Los padres de niños con autismo, dijo, necesitan en­tender que no deben consentirlos; hay que tratarlos como a cualquier otra persona. Su condición sólo les impide percibir la realidad como los demás. La expectativa y calidad de vida son iguales que las de una ser humano sin autismo.

“Cada persona es diferente. La intención que tenemos en Coconéh es lograr la mayor habilidad posible para que, cuando crezcan, logren integrarse a actividades escolares o a la vida laboral”, concluyó.

DATO

El 95% de los niños que estu dian en Coconéh (que significa niño en náhuatl) está becado. El apoyo económico se consigue vía padrinos, quienes donan recursos para que la educación, a cargo de psicólogos, no sea interrumpida.


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