Encontrar el colegio adecuado a la personalidad y estilo de cada persona es bastante complicado. Si a ello le agregamos algún trastorno de aprendizaje en el alumno, la complejidad va en aumento.
Tengo un hijo que sufre Trastorno Generalizado de Desarrollo (TGD) y acaba de terminar su séptimo grado del nivel primario. Como padre siento que ha sido un largo camino recorrido. Ese camino implicó la presencia de mi hijo en distintos colegios privados. Estos colegios realizaron varias reuniones y entrevistas además de exigir la presentación de certificados médicos para comprometerse a aceptar a mi hijo como alumno regular.
Sin embargo, y a pesar de no tener una numerosa cantidad de alumnos, dichos colegios privados, algunos más caros que otros, jamás pudieron contener a mi hijo ni desde el punto de vista académico ni tampoco desde lo social.
En total fueron 4 colegios en los que mi hijo estudió, siempre con el mismo final en el que como padre escuchaba a las autoridades de los colegios diciendo: “No estamos preparados para tener a su hijo en nuestra institución”. Mi pregunta en aquel entonces era por qué se habían comprometido en el momento de la inscripción si no estaban capacitados para recibir a mi hijo. Finalmente, y luego de mucha angustia por ver la frustración de mi pequeño, una puerta gigante se abrió; la de la Escuela República Argentina en barrio Casino.
Con gran sentido común y también respaldados por autoridades de la dirección de nivel primario del Ministerio de Educación mi hijo pudo ver coronados sus esfuerzos con la entrega del certificado de finalización de 7mo grado. Es por ello que quiero reivindicar a la educación pública ya que muchos creen que está devaluada y que carece de nivel.
Es cierto que vivimos tiempos difíciles en la calidad educativa, pero no es menos cierto que detrás de cada alumno hay una persona que se debe tener en cuenta y en dicha escuela a mi hijo se lo contuvo como persona más allá de sus limitaciones de aprendizaje.
Gracias a la comunidad de la escuela República Argentina porque con su acción pudieron curar algunas heridas que mi hijo llevaba en el alma después de tanta discriminación.
Roberto Raúl Gramajo
Prof. y Lic. en inglés
Ciudad
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