Si eres padre o madre de un niño en edad escolar, tal vez le tengas mucho temor a que un día te des cuenta por alguna llamada del maestro, que tu hijo(a) no se desarrolla al ritmo de los otros niños. O quizás, desde que tu hijo(a) era pequeñito(a) empezaste a notar algunos comportamientos que te parecieron preocupantes pero te da temor hablar de la palabra que probablemente cruza tu mente: autismo.
Sin duda, a ningún padre o madre le será placentero saber que su pequeño hijo o pequeña hija tiene autismo. Se habla tanto sobre esta condición que un diagnóstico de autismo puede resultar confuso y provocar ansiedad en los padres. Por eso, en este mes de abril, el cual se dedica a difundir y resaltar información sobre el autismo, quiero también recordar aquí de qué se trata y hablar de algunos mitos que rondan acerca de este trastorno.
Llama mucho la atención que estudios recientes reportan un aumento importante en las cifras de los niños con este trastorno. Según los datos de los Centros Para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos, en 2012 uno de cada 50 niños entre las edades de 6 y 17 años padece alguna forma de autismo, en comparación con la cifra de cinco años atrás en que sólo se reportaba un caso de cada 88 niños. Es probable que este aumento en el registro de casos se deba a que la enfermedad puede ahora diagnosticarse mejor. De cualquier modo, es importante hablar de esta condición.
Para empezar, el autismo es un trastorno del desarrollo que puede manifestarse a través de distintos síntomas y con diferentes niveles de intensidad. Es decir, que sus síntomas pueden ser más o menos evidentes.
El autismo aparece durante los 3 primeros años de vida, es más prevalente en los niños que en las niñas y afecta el desarrollo cerebral de las habilidades sociales y de comunicación normales. En ocasiones puede ser difícil de detectar, pero son los padres los que, por lo general, notan que algo no está del todo bien con su hijo(a) y buscan entonces, ayuda profesional.
¿Cuáles son las señales que sugieren la presencia de autismo?
Si te has dado cuenta de que tu hijo(a) no hace ciertas cosas que corresponden a su edad y crees que es demasiado tímido, presta atención a la siguiente lista de señales que podrían indicar la presencia de autismo:
- Tu hijo(a) habla muy poco o nada en absoluto
- No presta atención cuando alguien le habla, como si no escuchara
- No responde cuando lo llaman por su nombre
- No entiende gestos ni señales corporales
- No puede mirar a los ojos
- No le gusta que lo toquen o que se le acerquen
- No comparte con los demás
- Muy pocas cosas o actividades le llaman la atención
- Repite comportamientos y movimientos una y otra vez, como golpearse la cabeza, levantar los brazos, golpear las manos, etc.
- Repite rutinas de forma dedicada y a veces obsesiva. Por ejemplo, comer siempre del mismo lado o seguir siempre el mismo proceso para vestirse.
- Mira fijamente objetos por un rato largo
- Le cuesta trabajo aceptar los cambios como mudarse de casa, de jardín infantil, o simplemente cambiar una rutina diaria
- No muestra temor real a los peligros y puede ser o insensible o demasiado sensible al dolor.
- Es hiperactivo o demasiado pasivo
- No se sobresalta ante los ruidos fuertes o, por el contrario, los ruidos normales le pueden parecer demasiado agudos y se lleva las manos a los oídos.
- Responde de manera agresiva cuando un desconocido intenta acercársele, cuando lo acarician o cuando interrumpen su rutina
¿Cuál es la causa de este trastorno del desarrollo?
La verdad es que las causas del autismo siguen siendo un misterio. Se cree que aparece debido a una combinación de factores, entre los cuales la genética puede tener un papel predominante. En una época se pensaba que era culpa de los padres, de cómo habían cuidado a sus pequeños, pero jamás pienses esto. No es verdad.
Tampoco es verdad que algunas vacunas, en especial contra el sarampión, paperas o rubéola (por contener pequeñas dosis de mercurio), son las culpables del autismo. Esta creencia es falsa y por eso muchos padres han dejado de vacunar a sus hijos, poniéndolos en peligro de que se enfermen y afectando a la comunidad en general. No dejes de vacunar a tus hijos, no hay evidencia científica de que las vacunas causan el autismo, no hay conexión, esa hipótesis era una mentira.
¿Cómo se trata?
El autismo no tiene cura. Pero esto no debe desanimarte, pues actualmente existen varios tratamientos que incluyen terapia del comportamiento y del lenguaje, medicamentos y otras opciones alternativas incluyendo nutrición. En muchos casos, recibiendo el apoyo y el tratamiento necesarios, los niños autistas aprenden a hablar y pueden llevar una vida social activa. Lo importante es iniciar el tratamiento lo más tempranamente posible.
O sea, ante la primera sospecha, consulta con un especialista que te oriente sobre el camino a seguir para ayudar y apoyar a tu hijo(a) dándole toda la atención y los cuidados que necesita. No te olvides que los padres de un niño(a) con autismo también pueden necesitar apoyo emocional en este momento, y es entonces cuando puedes recurrir a los centros de cuidado, a los especialistas y a los grupos de apoyo para compartir tus inquietudes y tus experiencias con otros padres que también están pasando por lo mismo.
Imagen © iStockphoto.com / Juanmonino
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