Guillermo Bertotti, especialistas en Trastornos del Espectro Autista.
En 18 de diciembre de 2007, la Asamblea General de las Naciones Unidas dicta la resolución 62/139, designando al 2 de abril como el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo. En nuestro país, sucede lo mismo oficialmente desde el 12 de enero de este año, con la sanción de la Ley 27.053. Y la sanción de esa norma no es cosa menor, sino que muestra de cierta manera la cada vez más importante presencia del autismo en los diálogos sociales, pero también un aumento significativo en la cantidad de casos dentro de la población.
El licenciado en Psicología Guillermo Bertotti trabaja desde hace más de diez años en este tema y cuenta que, según estudios recientes, el crecimiento en número de casos de niños con autismo o TEA (Trastorno del Espectro del Autismo) fue significativo: “En una brecha de 20 años, los casos han aumentado de 1 a 4 en 10 mil habitantes, a 1 en 68 casos según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos”, abrió Bertotti la charla con El Periódico.
¿Por qué creció tanto el número de casos?
No está muy claro, hay mucha investigación al respecto. El autismo que uno veía antes clínicamente no es el de ahora. Ha cambiado también cómo se caracteriza el diagnóstico en sí. Antes había un autismo más típico, con síntomas más clásicos, y ahora se abrió ese espectro. Hay muchos niños que tienen la sintomatología pero no entran dentro de la categoría, son como inespecíficos y eso se renombró como Trastorno del Espectro del Autismo.
Ubicándonos dentro de ese lapso de 20 años: ¿cuánto y cómo evolucionó la forma de tratar a los niños con TEA, teniendo en cuenta sus respuestas a los tratamientos?
Hoy se está hablando que hay una tercera generación de terapias. Y eso tiene que ver con que hay muchos estudios sobre efectividad de psicoterapia. Hoy las terapias en sí tienen una orientación basada en investigaciones de cómo funcionan, entonces eso te permite elegir algo más adaptado a las particularidades de cada niño y cada familia. Ahora en los abordajes más novedosos se intenta trabajar fomentando relaciones espontáneas con un estilo de interacción específico que le permita al niño aprender habilidades sociales y emocionales para desempeñarse mejor en su vida cotidiana.
Enfoque
Bertotti coordina desde hace unos años equipos interdisciplinarios que trabajan desde el enfoque relacional, el abordaje de diferentes casos que entran en el espectro del autismo. Enfoque que cree el adecuado. “El enfoque que yo he trabajado siempre es el enfoque contextual, trabajamos con la familia y en el medio natural donde el niño se desarrolla: en el colegio, en el club y en la casa obviamente, porque la familia es el pilar fundamental”, resume.
¿Cómo debe ser el trato hacia el niño que padece autismo?
Muchos papás piensan por desconocimiento que se tienen que dirigir hacia su niño de la misma manera que han educado a sus otros niños e interpretan muchas conductas como problemas de conducta, cuando en sí tiene que ver con el perfil del niño. En ese sentido, el acompañamiento del terapeuta es clave para que los papás tengan más sabiduría que los ayude a aceptar ese perfil diferente y aprender a relacionarse. Y en este sentido, uno de los componentes que hacen a la efectividad de la terapia son las que abordan como eje a la familia. Si uno piensa que las habilidades del niño se potencian con la interacción, si el contexto está entrenado en saber tomar cada momento como una oportunidad de aprendizaje, vamos a multiplicar la interacción, pero si dejamos afuera a los papás muchas veces eso puede ser un factor que no alimente ese desarrollo.
¿Cómo fue cuándo arrancaste? ¿cambió mucho esa primera percepción con la de ahora?
Cuando empecé tenía muchas limitaciones como ser humano. Eso es lo lindo que me ha dado el trabajo: me ha enriquecido como ser humano, porque requiere de muchas habilidades. Cada niño implica un desafío personal en la práctica de la paciencia, la tolerancia, el respeto extremo, la incondicionalidad en la amistad, cosas que uno después la traslada a su vida cotidiana. Ahí yo he sido el alumno de ellos. Cuando me pongo el traje de terapeuta soy una persona diferente con cada niño, porque cada niño tiene una particularidad, y ese ejercicio me ha servido mucho para mi vida.
¿En qué cosas nos equivocamos cuando hablamos de autismo?
Hay algunas manifestaciones populares en las cuales se tiende a ser demasiado inapropiado en la caracterización. Se ha puesto en el tapete la cuestión, esto ha ayudado, pero lo que hace falta es hablar en serio. Argentina tiene una ley de discapacidad donde las prestaciones en neurorehabilitación están cubiertas cien por ciento por el Estado, pero falta mucho más. Hay que tratar de conseguir otro tipo de asistencia, el acompañamiento terapéutico pensando en la integración social. ¿Qué pasa con estos chicos en la vida adulta? Es necesario que se pongan en consideración diferentes tipos de asistencia en espacios sociales destinados a diversos objetivos: autonomía social, recreación, actividad física, participación cultural y que pueda hacer una experiencia social lo más gratificante e inclusiva posible fuera de su casa con otros compañeros y con tutores; esto acá no tiene cobertura estatal y debería tenerla.
En 18 de diciembre de 2007, la Asamblea General de las Naciones Unidas dicta la resolución 62/139, designando al 2 de abril como el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo. En nuestro país, sucede lo mismo oficialmente desde el 12 de enero de este año, con la sanción de la Ley 27.053. Y la sanción de esa norma no es cosa menor, sino que muestra de cierta manera la cada vez más importante presencia del autismo en los diálogos sociales, pero también un aumento significativo en la cantidad de casos dentro de la población.
El licenciado en Psicología Guillermo Bertotti trabaja desde hace más de diez años en este tema y cuenta que, según estudios recientes, el crecimiento en número de casos de niños con autismo o TEA (Trastorno del Espectro del Autismo) fue significativo: “En una brecha de 20 años, los casos han aumentado de 1 a 4 en 10 mil habitantes, a 1 en 68 casos según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos”, abrió Bertotti la charla con El Periódico.
¿Por qué creció tanto el número de casos?
No está muy claro, hay mucha investigación al respecto. El autismo que uno veía antes clínicamente no es el de ahora. Ha cambiado también cómo se caracteriza el diagnóstico en sí. Antes había un autismo más típico, con síntomas más clásicos, y ahora se abrió ese espectro. Hay muchos niños que tienen la sintomatología pero no entran dentro de la categoría, son como inespecíficos y eso se renombró como Trastorno del Espectro del Autismo.
Ubicándonos dentro de ese lapso de 20 años: ¿cuánto y cómo evolucionó la forma de tratar a los niños con TEA, teniendo en cuenta sus respuestas a los tratamientos?
Hoy se está hablando que hay una tercera generación de terapias. Y eso tiene que ver con que hay muchos estudios sobre efectividad de psicoterapia. Hoy las terapias en sí tienen una orientación basada en investigaciones de cómo funcionan, entonces eso te permite elegir algo más adaptado a las particularidades de cada niño y cada familia. Ahora en los abordajes más novedosos se intenta trabajar fomentando relaciones espontáneas con un estilo de interacción específico que le permita al niño aprender habilidades sociales y emocionales para desempeñarse mejor en su vida cotidiana.
Enfoque
Bertotti coordina desde hace unos años equipos interdisciplinarios que trabajan desde el enfoque relacional, el abordaje de diferentes casos que entran en el espectro del autismo. Enfoque que cree el adecuado. “El enfoque que yo he trabajado siempre es el enfoque contextual, trabajamos con la familia y en el medio natural donde el niño se desarrolla: en el colegio, en el club y en la casa obviamente, porque la familia es el pilar fundamental”, resume.
¿Cómo debe ser el trato hacia el niño que padece autismo?
Muchos papás piensan por desconocimiento que se tienen que dirigir hacia su niño de la misma manera que han educado a sus otros niños e interpretan muchas conductas como problemas de conducta, cuando en sí tiene que ver con el perfil del niño. En ese sentido, el acompañamiento del terapeuta es clave para que los papás tengan más sabiduría que los ayude a aceptar ese perfil diferente y aprender a relacionarse. Y en este sentido, uno de los componentes que hacen a la efectividad de la terapia son las que abordan como eje a la familia. Si uno piensa que las habilidades del niño se potencian con la interacción, si el contexto está entrenado en saber tomar cada momento como una oportunidad de aprendizaje, vamos a multiplicar la interacción, pero si dejamos afuera a los papás muchas veces eso puede ser un factor que no alimente ese desarrollo.
¿Cómo fue cuándo arrancaste? ¿cambió mucho esa primera percepción con la de ahora?
Cuando empecé tenía muchas limitaciones como ser humano. Eso es lo lindo que me ha dado el trabajo: me ha enriquecido como ser humano, porque requiere de muchas habilidades. Cada niño implica un desafío personal en la práctica de la paciencia, la tolerancia, el respeto extremo, la incondicionalidad en la amistad, cosas que uno después la traslada a su vida cotidiana. Ahí yo he sido el alumno de ellos. Cuando me pongo el traje de terapeuta soy una persona diferente con cada niño, porque cada niño tiene una particularidad, y ese ejercicio me ha servido mucho para mi vida.
¿En qué cosas nos equivocamos cuando hablamos de autismo?
Hay algunas manifestaciones populares en las cuales se tiende a ser demasiado inapropiado en la caracterización. Se ha puesto en el tapete la cuestión, esto ha ayudado, pero lo que hace falta es hablar en serio. Argentina tiene una ley de discapacidad donde las prestaciones en neurorehabilitación están cubiertas cien por ciento por el Estado, pero falta mucho más. Hay que tratar de conseguir otro tipo de asistencia, el acompañamiento terapéutico pensando en la integración social. ¿Qué pasa con estos chicos en la vida adulta? Es necesario que se pongan en consideración diferentes tipos de asistencia en espacios sociales destinados a diversos objetivos: autonomía social, recreación, actividad física, participación cultural y que pueda hacer una experiencia social lo más gratificante e inclusiva posible fuera de su casa con otros compañeros y con tutores; esto acá no tiene cobertura estatal y debería tenerla.
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