ROCA (AR).- Que es una enfermedad, que aparece porque los padres son "fríos" con sus hijos, que es incurable, que el 50% de las personas con trastorno del espectro autista (TEA) padece retraso mental, son algunos de los mitos más difundidos en relación al tema. El diagnóstico suele ser recibido con temor e incertidumbre porque pese a los avances de las últimas investigaciones, aún persisten creencias erróneas que confunden y alimentan miedos en las familias.
"El cerebro de las personas con autismo es estructuralmente distinto, funciona de manera diferente y las capacidades de atención, percepción y procesamiento de la información evidencian una conectividad muy particular. Piensan y aprenden de manera diferente", aclara la psicopedagoga María Paula Ratti.
No obstante, "el potencial de su hijo es ilimitado. Si los padres dejan de creer en sus propios hijos, ¿quién lo va a hacer?", dispara Soledad Junquera, miembro de la Fundación de Padres de Argentina Motivados por el Autismo (Pampa).
Los especialistas hacen hincapié en la relevancia central de la detección precoz, ya que "cuanto antes sean detectadas las dificultades en el desarrollo, mayores posibilidades de recuperación existen", asegura Ratti.
La meta final con este tipo de abordaje es acudir lo antes posible con programas de intervención temprana.
Es que, después del diagnóstico, "lo más importante es saber qué es lo que se puede hacer", refuerza Nora Carbajo, especialista en atención temprana, quien destaca que la fusión entre la pronta detección y el tratamiento oportuno, consigue que "un altísimo porcentaje tenga resultados positivos en cuanto al desarrollo integral del niño, lo cual contribuirá a mejorar su calidad de vida futura y puede acercarle un desempeño de vida social interesante", sostiene.
Los integrantes de Pampa aconsejan estar atentos a todas las señales que se observan durante los primeros meses de vida de los bebés. Destacan la importancia de aplicar el cuestionario M-Chat, una grilla de preguntas simple y de fácil respuesta, que puede bajarse de la web y completarse en el entorno del hogar. Permite detectar conductas que indiquen la necesidad de consultar con un profesional. En varios países es obligación de los pediatras facilitarlos a las familias para realizarlo a partir de los 9 meses.
El campo de investigación del TEA ha avanzado considerablemente, sobre todo en lo que respecta a escalas de observación útiles para el diagnóstico certero del autismo, tal como se lo conoce según la vieja terminología. Existen aspectos detectores infalibles que facilitan a los profesionales la interpretación de aquellos signos que puedan estar indicando la necesidad de empezar a delinear pautas de trabajo específicas.
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