Las estadísticas indican que en España hay unos 50.000 niños afectados, esto es, uno cada 300, mientras que en Estados Unidos la cifra llega a un caso cada 150, en tanto que en Argentina en los últimos años las mediciones han dado que existe un niño autista cada 88 sin este problema.
Los esfuerzos en España están enfocados en que las familias aprendan a detectar tempranamente al autismo y otros trastornos similares, ya que el aumento de las cifras en buena parte se debe a que hoy las técnicas de diagnóstico se han perfeccionado.
Las primeras señales pueden observarse a partir de los 18 a 24 meses, aunque algunas señales sutiles comienzan a verse incluso antes.
Es así que al cumplir su primer año, los bebés con autismo – que es cuatro veces más común entre niños que en niñas – no suelen balbucear, ni hacer gestos como saludar con la mano, ni señalar para pedir alguna cosa o mostrar objetos. Otra característica es que no reconocen su nombre ni responden al mismo, ya al año y medio tampoco dicen palabras simples, incluso muchas veces se suele pensar que son sordos, también tienen una tolerancia al dolor inusual.
Al cumplir dos años no pueden decir frases de dos o más palabras que sean espontáneas, tienen dificultades para mantener el contacto ocular cuando se le habla y no siguen objetos con la mirada. Se establecen rutinas que cumplen con constancia, incluso interrumpir esas rutinas despierta una rabieta, que también puede ser ocasionada por algunos sonidos.
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Vía: lne
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