El llamado TEA ha tenido un notable avance en lo que respecta a escalas de observación útiles para el diagnóstico certero del autismo. Y en Roca ya se puede hacer este tipo de pruebas.
ROCA (AR).- Apoyo social y educativo son pilares esenciales en el tratamiento del trastorno del espectro autista (TEA), aunque su detección temprana continúa siendo una de las mejores aliadas a la hora de brindar asistencia a los niños que presenten sus síntomas.
Prestar atención a los comportamientos de los bebés en sus primeros meses es fundamental para acudir a tiempo a la consulta con profesionales y arribar pronto a un diagnóstico adecuado y oportuno.
El campo de investigación del TEA ha avanzado considerablemente en los últimos años, sobre todo en lo que respecta a escalas de observación útiles para el diagnóstico certero del autismo, tal como se lo conoce según la vieja terminología.
Existen aspectos detectores infalibles que facilitan a los especialistas la interpretación de aquellos signos que puedan estar indicando la necesidad de empezar a delinear pautas de trabajo específicas.
La meta final con este tipo de abordaje es acudir lo antes posible con programas de intervención temprana que repercutirán en un mejor desarrollo del niño y contribuirán a mejorar su calidad de vida futura.
La ficha de observación clínica, basada en la escala ADOS diseñada por Catherine Lord, es una de las últimas herramientas con las que cuentan los profesionales para despejar cualquier tipo de duda de los padres preocupados por conductas de sus hijos que manifiesten dificultades de comunicación e integración social, intereses restringidos y conductas desafiantes, entre otros aspectos.
Tales factores se presentan invariablemente, pero a veces la mayor preponderancia de alguno de éstos desemboca en un diagnóstico erróneo que puede dar paso a un tratamiento desorientado que no se adapta a las necesidades del niño.
De aquí la importancia de contar con una estrategia que permita determinar sutilezas en la diferenciación dentro del TEA, ya que para los padres la tarea no resulta sencilla porque tanto el embarazo como el parto suelen ser normales y en el primer año de vida el trastorno se presenta de una manera muy sutil.
Hoy en tan sólo 50 minutos, mediante la realización de una prueba estandarizada y semiestructurada es posible evidenciar su presencia, según aseguran María Martínez y Nora Carbajo, especialistas en atención temprana, quienes ofrecen esta posibilidad en sus gabinetes de General Roca.
Se trata de una evaluación cognitiva que puede ser aplicada desde los 12 meses si es necesario, aunque se aconseja efectuarla entre los 18 y los 24 meses, preferentemente; y que elimina cualquier tipo de tensión o incomodidad del niño ya que incentiva la participación de los padres en el proceso.
Este programa de observación mide, por ejemplo, la capacidad de adaptación del niño a situaciones nuevas y arroja un puntaje orientativo que facilita el seguimiento temprano.
Para obtener mayor información al respecto los interesados pueden escribir a:
marijomartinez@ciudad.com.ar
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