Por Frederik Joelving
Las familias de Estados Unidos que tienen niños autistas ganan unos 18.000 dólares menos que los padres de los chicos con un desarrollo normal. Y un estudio atribuye esa brecha a que las madres no trabajan o lo hacen menos horas.
"Las necesidades de los niños autistas alcanzan a una gran cantidad de servicios del sistema y muchos están cuestionando quién se hará cargo", dijo David Mandell, director asociado del Centro para la Investigación del Autismo del Hospital de Niños de Filadelfia.
"Las madres dejan de trabajar para poder reunir todos esos servicios para sus hijos", agregó.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por su sigla en inglés) estiman que los trastornos del espectro autista, que incluyen desde el síndrome de Asperger hasta el retraso mental grave y la discapacidad social, afectan a uno de cada 110 niños de Estados Unidos.
Cada vez más niños reciben uno de esos diagnósticos y el país está debatiendo cómo pagar los servicios extra que necesitan esos chicos y que costarían 3,2 millones de dólares por paciente.
El equipo de Mandell revisó los resultados de las encuestas nacionales de hogares que se realizaron anualmente entre el 2002 y el 2008; los relevamientos incluyeron 261 niños autistas y más de 64.000 sin enfermedades.
Tras considerar factores como la edad de los padres, la etnia, la educación y la salud, los padres de los niños autistas eran tan propensos a tener trabajo como los de los pequeños sanos. Lo mismo ocurrió con la cantidad de horas de trabajo y el ingreso masculino.
Pero entre las madres no sucedió de igual manera. A diferencia de las mamás de los niños sin discapacidades, las madres de los chicos autistas eran un 6 por ciento menos propensas a estar empleadas, trabajaban menos de siete horas por semana y ganaban menos de la mitad del ingreso anual de las otras mujeres.
En general, las familias de los niños autistas ganaban 17.763 dólares menos por año.
El equipo no pudo asegurar que la brecha se deba a tener un hijo con autismo, pero Mandell dijo que el sistema actual hace que las familias tengan que llevar a sus hijos a distintos profesionales.
"Si estos niños recibieran la atención adecuada, la carga no sería tan alta para la familia", agregó.
Guillermo Montes, investigador del Colegio St. John Fisher, en Rochester, Nueva York, opinó que el estudio demuestra que las familias con niños autistas toman decisiones económicas distintas al resto.
"Al anteponer a sus hijos, esas decisiones reducen el ingreso familiar y lo vuelven más inestable", dijo Montes, que no participó del estudio.
"Las legislaturas estatales, los empleadores y el Gobierno federal deberían conversar con esas familias sobre cómo podrían ayudarlas mejor. Toda ayuda debería incluir la flexibilidad laboral y una amplia variedad de arreglos en el trabajo y la atención que son clave para poder lograr el equilibrio entre el trabajo y la familia que funciona para los niños autistas, sus hermanos y sus padres", agregó.
FUENTE: Pediatrics, 19 de marzo del 2012
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