Mañana 30 de marzo, a las 11, se realizará un acto en la Escuela “General San Martín” en coincidencia con los eventos que se llevarán a cabo en todo el mundo para conmemorar el Día Mundial del Autismo que ha sido instituido el 2 de abril.
Al mismo adherirán los integrantes de CITEA, una entidad privada que surgió con la finalidad de dar respuesta a las personas con Trastorno de Espectro Autista en nuestro medio y actualmente es el primer centro de atención con habilitación del Ministerio de Salud de la Nación.
Según informó la licenciada Patricia Veneziale, directora de la entidad que funciona en la calle Castelli 125, trabajan en la línea de desarrollar una red con instituciones públicas y privadas en el campo educativo y asistencial, además de mantener estrechos contactos con profesionales de España que han visitado San Rafael para constatar el avance de los programas psicoeducativos, la elaboración de materiales adaptados, los casos de integración en escuelas comunes y las iniciativas de apoyo a familias con programas de ocio y tiempo libre.
El mensaje es que las personas con autismo, cuando reciben apoyo especializado, tienen posibilidades ciertas de avance y los tratamientos educativos son hoy el mejor instrumento de desarrollo.
Un síndrome, no una enfermedad
Las características por las que podemos reconocer a un niño autista son variadas, pues es un síndrome (conjunto de anomalías) y no es una enfermedad. Se considera que una persona es autista si tiene o ha tenido en alguna etapa de su vida, cuando menos siete de las siguientes características:
• Lenguaje nulo, limitado o lo tenía y dejó de hablar.
• Ecolalia, repite lo mismo o lo que oye (frases o palabras).
• Parece sordo, no se inmuta con los sonidos.
• Obsesión por los objetos, por ejemplo, le gusta traer en la mano un montón de lápices o cepillos sin razón alguna.
• No tiene interés por los juguetes o no los usa adecuadamente.
• Apila los objetos o tiende a ponerlos en línea.
• No ve a los ojos, evita cualquier contacto visual.
• No juega ni socializa con los demás niños.
• No responde a su nombre.
• Muestra total desinterés por su entorno, no está pendiente.
• No obedece ni sigue instrucciones.
• Pide las cosas tomando la mano de alguien y dirigiéndola a lo que desea.
• Evita el contacto físico. No le gusta que lo toquen o carguen.
• Aleteo de manos (como si intentara volar) en forma rítmica y constante.
• Gira o se mece sobre sí mismo.
• Se queda quieto observando un punto como si estuviera hipnotizado.
• Camina de puntitas (como ballet).
• No soporta ciertos sonidos o luces (por ejemplo, la licuadora o el microondas).
• Hiperactivo (muy inquieto) o extremo pasivo (demasiado quieto).
• Agresividad y/o auto agresividad (se golpea a sí mismo).
• Obsesión por el orden y la rutina, no soporta los cambios.
• Se enoja mucho y hace rabietas sin razón aparente o porque no obtuvo algo.
• Se ríe sin razón aparente (como si viera fantasmas).
• Comportamiento repetitivo, es decir, tiende a repetir un patrón una y otra vez.
Esta lista se da como referencia pero serán necesarios el diagnóstico del neurólogo así como la valoración del psicólogo.
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