10 de agosto de 2011

¿Qué es el autismo?

Probablemente habrás oído hablar sobre el autismo. Tal vez conozcas a alguien que padece este trastorno: un hermano menor, el hermano de un amigo o incluso un compañero de clase. ¿Qué es el autismo? ¿Cómo se desarrolla? ¿Se puede tratar?

El autismo es un trastorno del desarrollo con el que nacen algunas personas, pero no es nada que puede contagiarse o trasmitirse a otra personar. El autismo afecta al cerebro y dificulta la comunicación y las interacciones con otras personas.

La gente que tiene autismo suele tener un retraso en el desarrollo del lenguaje. A menudo tiene problemas en las relaciones sociales. Otra característica del autismo es lo que se describe como "sobrecarga sensorial": los sonidos son más fuertes, las luces más brillantes y los olores más intensos.

No todas las personas con autismo tienen exactamente los mismos síntomas. Algunas personas tienen formas leves de autismo, mientras que otras tienen formas más graves. Puesto que el autismo afecta a la gente de forma diferente, los profesionales de la medicina lo denominan trastorno de espectro. Dos personas afectadas por el mismo trastorno de espectro pueden no comportarse de la misma forma ni presentar las mismas facultades.

Las personas que presentan el síndrome de Asperger y formas leves de autismo pueden tener cociente intelectual normarl y algunas están por encima del nivel de inteligencia promedio. El síndrome de Asperger forma parte del espectro autista. Los niños que lo padecen pueden tener problemas para relacionarse y pueden presentar alguno de los comportamientos o intereses peculiares propios de los niños autistas. Pero no suelen tener problemas del lenguaje ni presentar deficiencia intelectual. No obstante, muchas personas con autismo poseen importantes deficiencias intelectuales.

Nada menos que una de cada 110 personas padece autismo, trastorno que abunda más en los hombres que en las mujeres.

¿Cómo desarrolla la gente el autismo?

Los médicos no conocen la causa exacta del autismo. Los expertos consideran que probablemente se trata de una compleja combinación de factores genéticos y ambientales. Los padres que han tenido un hijo autista tienen un riesgo incrementado de tener otro hijo con el mismo trastorno o con un trastorno del espectro autista.

Aunque los científicos todavía no hayan identificado con exactitud por qué algunas personas desarrollan este trastorno, saben a ciencia cierta que no está provocado por factores como las vacunas o una educación inadecuada.

¿Cómo saben los médicos que se trata de autismo?

El autismo se suele diagnosticar cuando el niño tiene entre un año y medio y cuatro años. No hay ninguna prueba médica ni test psicológico que permita detectar el autismo, aunque los médicos pueden aplicar diversas pruebas para descartar otras posibles afecciones.

La mejor forma de identificar el autismo es observar cómo se comporta y se comunica el niño. Los padres pueden ayudar en el proceso de diagnóstico explicándole al médico como se comporta el niño en casa.

Los psicólogos, neurólogos, psiquiatras y pediatras del desarrollo también pueden diagnosticar este trastorno. A tal efecto, el especialista compara el nivel de desarrollo y el comportamiento del niño con el de otros niños de su misma edad.

¿Cómo se trata el autismo?

El autismo no tiene cura. Pero los niños que padecen este trastorno pueden aprender habilidades que les ayudarán a hacer cosas que normalmente les resultan muy complicadas, sea comunicarse con los demás o cruzar una calle con garantías de seguridad.

Generalmente es mejor que los niños inicien el tratamiento en cuanto reciban el diagnóstico. Puesto que el autismo se manifiesta de formas diferentes en distintas personas, el tratamiento varía de un niño a otro. Los mismos especialistas que ayudan a emitir el diagnóstico suelen trabajar conjuntamente para desarrollar la mejor combinación de tratamientos.

Un programa de tratamiento del autismo puede incluir:

  • logopedia
  • fisioterapia
  • terapia ocupacional
  • terapia conductual
  • entrenamiento en habilidades sociales
  • músicoterapia
  • medicación

Cuando alcanzan la adolescencia, muchas personas afectadas de autismo pueden asistir a clases ordinarias o especiales de enseñanza secundaria. Algunas es posible que vayan a una escuela especial si prosiguen sus problemas de conducta.

¿En qué consiste tener autismo?

Los adolescentes afectados por este trastorno es posible que no se comporten como los demás (y que presenten notables diferencias entre sí) puesto que sus cerebros procesan la información de formas diferentes.

Algunas personas que padecen autismo tienen problemas para hablar y algunos se comunican utilizando gestos en vez de palabras. Pueden tener dificultades para establecer contacto ocular o para entender las pistas sociales, como el hecho de sonreír o de fruncir el ceño.

A los niños que padecen autismo puede costarles mucho hacer amigos y es posible que muchos prefieran pasar tiempo a solas y muestren escaso interés en hacer amistades. A otros es posible que les guste la compañía y las amistades, aunque le cuesta mucho relacionarse con la gente porque carecen de las habilidades sociales necesarias para hacerlo de forma adecuada.

Algunas personas afectadas de autismo tienen berrinches, rabietas o se comportan con agresividad en situaciones de frustración. Puede molestar bastante ser el receptor de este tipo de comportamiento, pero ellos no pretenden ser ofensivos. Este modo de comportarse forma parte del trastorno. Puesto que no pueden comunicar sus emociones, como el enfado y la frustración, de formas más aceptables, las expresan de forma inadecuada.

Podría parecer que las personas que padecen autismo no sienten o no manifiestan emociones, pero no es cierto. Pueden sentir afecto, pero es posible que no lo expresen como lo hacemos nosotros.

Algunas personas que tienen autismo son extremadamente sensibles a las sensaciones, de modo que es posible que se aparten o retrocedan cuando alguien las intenta abrazar o que se sobresalten ante un ruido súbito, incluso aunque no sea demasiado fuerte.

Muchas personas que padecen autismo tienen dificultades para afrontar los cambios y desarrollan ansiedad cuando se alteran sus rutinas cotidianas. En los casos más extremos, desarrollan fijaciones a distintos objeto o ideas o manifiestan movimientos repetitivos como balancearse o agitar repetidamente las manos.

Algunas personas con autismo tienen limitaciones intelectuales y problemas de aprendizaje; otras son sumamente inteligentes, pero puede costar e mucho manifestarlo.

Si alguien que conoces padece autismo

Si conoces a alguien que padece este trastorno, intenta ser sumamente paciente con él. No esperes que esa persona vea las cosas del mismo modo que tú.

Tal vez la parte más difícil de afrontar el autismo sea interactuar con los demás día tras día. En algunas personas afectadas por este trastorno, aprender a comunicarse puede ser como aprender a hablar en un nuevo idioma. Puesto que a ellos les cuesta mucho expresarse y a los demás les cuesta tanto entenderlos, el mero hecho de conversar con un compañero de clase les puede resultar de lo más estresante y frustrante.

Puesto que hasta una conversación informal les exige tanto esfuerzo, a las personas con autismo les resulta muy difícil hacer amigos. Muchos adolescentes con autismo tienen que pensar constantemente en cómo los demás ven su comportamiento. Y es posible que tengan que hacer un gran esfuerzo para prestar atención a las pistas sociales que el resto de nosotros sabemos interpretar sin apenas pensar en ello. Básicamente, a una persona con autismo le cuesta mucho hacer lo que lo demás hacemos de la forma más natural del mundo.

Algunos comportamientos que se consideran faltas de educación (como interrumpir mientras habla otra persona) obedecen a la forma diferente de percibir el mundo de las personas que padecen autismo. A una persona que no sabe interpretar las pistas sociales ni reconocer las pausas naturales de una conversación le cuesta mucho saber cuándo puede participar en una conversación y aportar sus propias ideas.

Puedes ayudar incluyendo a tu amigo o hermano con autismo en tus grupos sociales de vez en cuando. Así podrás ayudarle a aprender las reglas de las amistades mientras te observa.

A pesar de todos los impedimentos cotidianos, muchas personas que padecen autismo llevan vidas felices y plenas, sea por su cuenta o con la ayuda de amigos y familiares. A la mayoría de los adolescentes con autismo les gusta ir a clase y algunos pueden asistir a centros de enseñanza ordinarios. Tienen sus propios gustos y disfrutan con distintas actividades, como tú y como cualquier otra persona.

Algunas personas con autismo van a centros de formación profesional o a la universidad, contraen matrimonio y tiene éxito en sus carreras profesionales. Por ejemplo, podemos considerar el caso de Temple Grandin. A pesar de padecer autismo, hizo un doctorado, leyó su tesis doctoral y ahora es una profesora universitaria experta en el comportamiento animal. Ha escrito varios libros, como uno sobre su experiencia, titulado Thinking in Pictures and Other Reports From My Life With Autism [Pensar con imágenes y otros relatos de mi vida con autismo]. Aunque sigue luchando con el trastorno casi cada día, lleva una vida normal, como muchas otras personas que padecen autismo.

Revisado por: Persephone Jones, MD., MPH


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