María José Jáuregui, psicóloga clínica máster en autismo e intervención
psicoeducativa, en el lugar donde trabaja con los niños. En el maternal cuando jugaba no comprendía la dinámica de la actividad, le costaba imaginar y contar, se salía de clases, hacía rabietas cuando lo sacaban a pasear, deambulaba por la clase y no seguía consignas; y sentía un gusto particular por el agua. Estos son algunos de los rasgos que presentan los niños que padecen autismo.
Se trata de un trastorno profundo en la comunicación y en la socialización, que afecta a los niños en su primera infancia y que compromete su relación con los otros y con la sociedad en general.
Los síntomas empiezan entre el primer y segundo año de vida, explica María José Jáuregui, psicóloga clínica máster en autismo e intervención psicoeducativa.
La especialista comenta que lamentablemente muchas veces las madres y los maestros no detectan a tiempo el problema que tiene el niño. Esto conduce a que los rasgos se vayan acentuando y la intervención terapéutica sea más larga y complicada.
“En la adolescencia o adultez, si un niño afectado por este trastorno no ha sido intervenido adecuadamente, sus funciones de comunicación, pensamiento, socialización, entre otras, pueden deteriorarse gravemente”, refiere la especialista.
Añade que cuando los padres detecten estas particularidades deben consultar a terapistas capacitados que apliquen una postura de terapia que realmente ayude.
“Las bases para el cambio son la familia y la escuela regular. En el caso de que se necesite un apoyo en la escuela no es recomendable que lo haga la madre, niñera o familiar. Debe ser una persona que tenga la formación profesional adecuada”, indica.
La especialista sostiene que sí se puede estabilizar a un niño autista, al tener la posibilidad de rescatarlo junto con sus padres de este trastorno y que pueda funcionar de manera muy parecida a la regular en la sociedad.
“Lo que facilita y posibilita la terapia es la comunicación, los límites, la estructura, el compromiso y el orden. Mis principales herramientas son el vínculo y el juego reglado (dinámicas con límites y reglas definidas). Es básico contar con una escuela sensible que sostenga (el problema) al alumno”.
No recomienda los tiempos prolongados en la televisión, tablet, computadora o cualquier medio que no demande mayor intercambio social, ya que esto acentúa el aislamiento e hiperactividad característicos del autismo. (I)
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