11 de febrero de 2013

"Mi viaje al corazón del autismo"

Andrea es un joven autista de 18 años que repite constantemente una palabra: 'bello'. Vive en un mundo lejano y paralelo. Las ideas se le escapan y lucha constantemente por atraparlas.
Durante años, Franco su padre lo lleva a todo tipo de terapias: tradicionales, espirituales, experimentales... Pero no hay resultados. Por insólito que parezca, pasado el tiempo, mediante el ordenador y guiado por el teclado por otra persona, Andrea empieza a comunicarse con sus padres y a través de sus palabras se atisba el vendaval de sentimientos, frustración y sueños incumplidos que lleva dentro: «Soy un hombre prisionero de mis deseos de libertad. Andrea quiere curarse».

En este descubrimiento está la clave que el padre necesita para dar un giro decisivo a sus vidas. En el verano de 2010, y en contra de las opiniones de los expertos que recomiendan tranquilidad y orden para los niños autistas, Franco parte con Andrea en un viaje increíble: recorrerán en moto 38.000 kilómetros del continente americano, desde Miami hasta Porto Seguro, pasando por 11 estados de EE.UU., México, Belice, Costa Rica, Guatemala y la selva amazónica, durante un total de 123 jornadas.

Una odisea rebosante de anécdotas a la que un escritor, Fulvio Ervas, decide dar forma novelada en el transcurso de una conversación con Franco Antonello que dura más de un año. El relato, escrito en primera persona, toca la fibra lectora de los italianos y se convierte en un superventas más de 150.000 ejemplares, en 12 ediciones; con adaptación al cine en marcha galardonado en la categoría literatura con el premio Anima 2012, que reconoce la labor de personalidades del mundo de la cultura por su conciencia ética y su responsabilidad social. Su título es Si te abrazo, no tengas miedo y será publicada en España por la editorial Seix Barral a partir del próximo 14 de febrero.«Hasta los dos años y medio confiesa el padre, Andrea estaba perfectamente. Después, algo cambió. Se volvió taciturno e introvertido. Empezó a hacer gestos repetitivos sin ningún motivo y dejó de mirar a sus padres a los ojos. ¡Cuántos cachetes recibió al principio a causa de ese comportamiento! ¿No habrá sido culpa de la vacuna? Las primeras rarezas las notamos pocos meses después de la triple vírica».

Andrea, pasado el tiempo, empezó a escribir frases completas con el ordenador. Aprendió a hacerlo tras años de ejercicios y con ayuda. «No fueron pocos los que me expresaron su perplejidad por este sistema afirma Franco y durante mucho tiempo ni siquiera yo veía lo que estaba viendo. Me imaginaba que las frases que aparecían en pantalla eran fruto de la interferencia de la persona que estaba a su lado. Pero después, con gran sorpresa por mi parte, adquirió una autonomía propia y ahora escribe con el ordenador sin que nadie guíe su brazo y dice lo que piensa sobre temas diversos: autismo, vida, amor».


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