La
Habana, (PL) En el Centro Internacional de Restauración Neurológica
(Ciren), se trabaja en un proyecto que busca validar y medir la
efectividad de las intervenciones realizadas en pacientes con trastornos
del espectro autista (TEA).
Sobre el tema habla con Prensa Latina, el doctor Hector Vera Cuesta,
neuropediatra y vicedirector clínico del CIREN, y explica que la
estrategia -instaurada hace poco más de un año, con la colaboración de
una prestigiosa universidad brasileña, se sustenta sobre la base del
diagnóstico individual.
El programa comenzó a aplicarse con
niños cubanos, e incluye el análisis y estudio de los pacientes desde
todos los puntos de vista, ya sea neurofisiológico, bioquímico
imagenológico, buscando caracterizar hasta donde podamos este proceso,
señaló.
Una vez evaluado, se inicia la intervención terapéutica
intensiva, siempre sobre la base de la personalización, con la
participación de un equipo multi e interdisciplinario que diseña la
terapia a utilizar en función de las deficiencias encontradas.
Aún estamos iniciando el estudio, pero esperamos una vez se concluya y
confirmemos su eficacia, pueda extenderse a todo el país, manifestó el
especialista.
IMPORTANCIA DE LA INDIVIDUALIDAD.
Vera
Cuesta enfatizó sobre el hecho de que cada paciente es un caso distinto,
por lo que no puede haber recetas únicas. "El TEA tiene un amplio
espectro de síntomas, y las causas que lo originan son múltiples, por lo
que hay que enfocarse en la estratificación de los pacientes,
conocerlos mejor, solo así estaremos en mejores condiciones de evaluar y
proponer tratamientos alternativos y complementarios", aseveró.
Este padecimiento fue descrito en 1943, y desde entonces se ha tratado
de buscar una solución única para todos, algo que no ha sido posible,
pues no todos los casos padecen la misma afectación, unos pueden tener
alteraciones del lenguaje, otros en la comunicación social, dijo Vera.
De ahí que en Cuba se apuesta tanto por la rehabilitación física como
cognitiva, que incluye educación especial, mediante defectólogos o
terapistas ocupacionales que atienden el área cognitiva y de relaciones,
sociales; y la logopedia.
Todo ello se complementa con terapia
física, ozonoterapia, medicina holística, tratamiento psicológico y por
último la valoración neurológica, por si el paciente necesita
tratamiento con fármacos, manifestó.
Pero no hay método mejor a
otro, y ninguno ha demostrado resuelver por si solo todos los problemas
de los pacientes. De ahí que se debe conjugar todo lo que pueda ser útil
y beneficioso en cada caso, y es muy importante la participación de los
padres, que deben saber como conducir a sus hijos cuando presentan TEA,
agregó.
Sobre el padecer, el experto indicó que en la región se
estima que uno de cada 50 0 100 niños comparten síntomas del trastorno
del espectro autista.
"Cuando se describió este síndrome por
primera vez, se decía que eran niños hijos de padres "refrigeradores";
que no les dedicaban tiempo ni se comunicaban con estos debido a la
presión social del trabajo".
Sin embargo, cuando se les daba a
esos mismos niños un ambiente adecuado, se observó que no recuperaban
las funciones perdidas. Por lo tanto, es un problema mucho más complejo,
biológico. Una enfermedad que no solo interesa al sistema nervioso
central sino a otros como el sistema inmunológico y digestivo, dijo.
Vcm/rcg |
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