El incremento en el diagnóstico de trastornos del espectro
autista (TEA) entre los niños murcianos (y del resto de España) preocupa
a los expertos, que ayer se reunieron en la Universidad Católica (Ucam)
para analizar cuestiones relacionadas con la conducta de los afectados.
Según los datos presentados en las jornadas, si hace una
década la incidencia de la enfermedad era de cinco casos por cada 10.000
murcianos nacidos, en la actualidad la proporción es de un caso por
cada 150 nacimientos. Un incremento que puede estar provocado en buena
medida por el aumento de los diagnósticos médicos de la enfermedad,
mucho menos frecuentes hace una década, cuando el origen de los
desórdenes en la conducta de los niños era menos estudiado. Los
trastornos del espectro autista suelen detectarse entre los 18 meses y
los dos años de edad, cuando dan la cara los primeros síntomas. «Los
pediatras disponen de un protocolo de actuación que permite poner en
marcha toda la maquinaria de forma precoz», explicó ayer María José Ruiz
Díaz, responsable del servicio educativo de la Asociación para la
Atención de Personas con Trastornos Generalizados del Desarrollo en la
Región, Astrade.
Un protocolo desde 2012
El protocolo, que comenzó a aplicarse a finales de 2012,
pone en contacto a los equipos de atención precoz sanitarios con los
especialistas de la Consejería de Educación, y entre todos tratan de
coordinar un tratamiento que cubra las necesidades educativas y
asistenciales de los menores diagnosticados.
Los estudiantes autistas, más de 1.200 en la Región, son
escolarizados en su mayoría, y salvo en los casos en que la gravedad del
trastorno lo impide, en colegios ordinarios. Para ello, deben disponer
del apoyo de especialistas, una ayuda que con los recortes se ha visto
mermada, asegura la responsable del servicio educativo. «El progreso de
los estudiantes se está resintiendo con los recortes; es importante que
cuenten con el apoyo de especialistas», demanda Ruiz, quien esbozó en la
Ucam las claves de las dos terapias por las que abogan los
especialistas para mejorar la conducta de los menores, el apoyo
conductual positivo y la terapia Aba, que consisten en reforzar los
comportamientos positivos de los escolares.
La Consejería de Educación, Universidades y Empleo defendió
que la Región «es pionera en proporcionar una respuesta educativa
integral a los alumnos con trastornos del espectro autista», insistió
ayer la directora general de Atención a la Diversidad, Begoña Iniesta.
En muchas ocasiones, a través de las aulas abiertas especializadas «que
favorecen la integración ordinaria en los centros educativos». La Región
dispone además de un colegio específico para alumnos con autismo, el
Centro de Educación Especial Las Boqueras, en Murcia.
Las jornadas sobre trastornos del espectro autista
reunieron ayer a pedagogos, psicólogos, formadores y profesionales de la
educación infantil, así como a las familias y a medio millar de alumnos
de la Ucam, para tratar asuntos como la intervención en el ámbito
educativo de los niños con autismo, el uso de las nuevas tecnologías de
la información, el apoyo conductual positivo o los sistemas alternativos
en materia de comunicación.
Para Soledad Guerrero, presidenta de Astrade, el reto es
mejorar la calidad de vida de las personas con autismo y la de sus
familias, y para ello «hay que fomentar la intervención psicológica de
tipo educativo. Si conseguimos que durante toda la etapa educativa, la
formación y los tratamientos sean los adecuados, tendremos una mejor
perspectiva de futuro para ellos».
La integración social y laboral de las personas con autismo
fue otro de los asuntos planteados durante el desarrollo de las
jornadas, un objetivo que para Guerrero debe comenzar a trabajarse desde
la infancia «con los tratamientos educativos. Si llegamos solo a una
inserción laboral, ya durante la edad adulta, no va a existir una
integración social plena».
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