La psicóloga clínica Noelia Rodríguez impartió  este fin de semana un seminario de orientación e información, para  familiares y educadores, de niños que presentan Trastornos Generalizados  del Desarrollo TGD y Trastornos del Espectro Autista, TEA.
La Asociación Pau Mayans para la Integración de Personas con TEA, AMIPTEA, que se ha creado recientemente en Formentera, fue la organizadora de la jornada que se centró en la explicación de la apuesta por el sistema de Análisis de Conducta Aplicada (ABA) por sus iniciales inglesas, que «se centra en un análisis funcional de los comportamientos del niño, ver por qué los hace y qué se puede hacer para corregirlos, además la intervención ABA trata todas las áreas del desarrollo del niño con programas específicos, tanto para el área cognitiva como para la social, la de habla o juego valorando comportamientos con exceso o déficit para trabajar sobre ellos», explicó Rodríguez.
Fuera de la escuela
Para ello la metodología de  trabajo basada en el ABA opta por sacar al niño de la escuela para hacer  un trabajo intensivo básico en un entorno lo menos restrictivo posible,  a poder ser en su propia casa «porque los primeros comportamientos que  se pueden moldear y las primeras herramientas que podemos proporcionarle  lo más fácil para él es que pueda comenzar a aplicarlas en su casa  donde pasa la mayor parte del tiempo -explicó Rodríguez-, y donde un  cambio de conducta es más importante tanto para él como para su familia  porque mejora la calidad de vida de todos».
Lo más importante es que  el niño vaya aplicando los conocimientos que adquiere en su entorno  inmediato, lo cual no obsta para que tras un proceso de un año  aproximadamente en su casa siguiendo el sistema ABA, con un trabajo de  una jornada equiparable a la escolar, de unas seis horas diarias,  posteriormente se reincorpore a la escuela porque su conducta ha  variado, sus herramientas de trabajo son superiores y su capacidad de  adaptación e integración es mayor.
Las jornadas en casa son muy intensas y específicas pues «hay que enseñarles desde a coger una cuchara, a hablar, a jugar en el parque, a escribir, pero luego debe irse incorporando a la escuela de forma gradual para que lo que están aprendiendo en casa lo pongan en funcionamiento en el centro escolar, pues ya tienen mejores herramientas a la hora de acercarse a los compañeros», señaló.
Puesta en común a través de videos
Durante las jornadas a las que acudieron cerca de 60 personas, se hizo obvio que la frase «una imagen vale más que mil palabras» está perfectamente acertada ya que se proyectaron numerosos vídeos de niños con TGD y TEA en grabaciones de diversas épocas ejemplarizando la constante evolución en la conducta de los mismos gracias al sistema ABA. Además, algunos familiares de niños ofrecieron un testimonio directo y se sometieron a las preguntas de los asistentes a las jornadas para poner en común conocimientos y experiencias.
 
 
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