En esta ocasión, desde Cuidando la Salud, queremos contarles a todos nuestros lectores, cuales son las causas que han provocado un aumento en los casos de autismo en el mundo,
teniendo en cuenta que el número de casos de los llamados trastornos
del espectro autista (TEA) se han incrementado notablemente en las
últimas decadas, causando una sensación de alarma entre los especialistas y la sociedad.
Los trastornos del espectro del autismo (TEA) pueden ser variados, aunque no cabe ninguna duda que en los últimos años el número de casos ha aumentado considerablemente: en la década de 1970, la prevalencia se estimaba en 1 cada 5 mil personas; para la decada de 1980, los casos se estimaban en 1 cada 2.500; mientras que en la actualidad afecta aproximadamente al 1% del total de la población infantil.
Según un estudio realizado en los Estados Unidos, a través del cual se analizó a 363.749 niños provenientes de 11 centros ubicados en diferentes estados del país, la prevalencia de estos trastornos en la actualidad es de 1 cada 68 niños o de 14,7 cada mil. Una especialista en este tipo de trastornos nos explica que “sobre aquella población de pacientes se realizó un estudio de prevalencia de autismo a los 8 años, que es una edad en que los diagnósticos son estables. Existen reportes de prevalencia de TEA en países europeos y Canadá que rondan el 1%, pero ninguno reúne un número tan alto de casos”.
Las causas de este aumento son variadas, y entre ellas encontramos la adopción de un criterio más amplio a la hora de diagnosticar este tipo de trastornos, teniendo en cuenta que se incluyen casos más leves. “Existe un mayor conocimiento del cuadro en la población en general y entre los profesionales, por lo que el cuadro se sospecha con mayor frecuencia”, agrega la especialista. A su vez, “se está investigando la importancia de factores ambientales como probables causas de este aumento”.
Los trastornos del espectro del autismo se relacionan con dificultades de los más pequeños en su desarrollo, principalmente desde su gestación hasta los tres años de edad. “En la actualidad, el espectro autista y autismo se utilizan como sinónimos. En el espectro autista se encuentra alterado, en distintos niveles, el desarrollo de la comunicación y el lenguaje, la interacción social, y la flexibilidad de la conducta”.
“Se trata de chicos que tienen intereses limitados, conductas atípicas como pueden ser movimientos raros con las manos, aletear los brazos o caminar en puntas de pie, desarrollar un juego rígido y restringido y, cuando son más grandes, pueden manifestar preocupaciones puntuales”, agrega. “Saben quizás mucho de algunos temas, pero es muy difícil lograr con ellos un intercambio. No hay una persona con TEA igual a otra. Si pensamos en un ‘espectro’ de colores, nos referimos a las distintas gamas, como un arco iris con sus diversas tonalidades”, especifica la pediatra.
A pesar de esto, los especialistas siguen destacando la importancia de su detección temprana, teniendo en cuenta que “los signos de alarma se debe a que el cerebro de los niños pequeños es muy plástico. Esto quiere decir que tienen mucha capacidad de adaptarse y que, a través de una estimulación adecuada, pueden mejorar su pronóstico”. Es por eso que cuanto antes se diagnostique esta condición y se puede comenzar a trabajar con el niño, mejores y más rápidos resultados podrán obtenerse de su tratamiento y desarrollo.
“La falta de contacto visual, la ausencia del lenguaje, la falta de comprensión de algunas cuestiones y sobre todo, que los chicos no señalen para pedir o el tipo de juego que tienen, pueden ser indicadores de algún trastorno del desarrollo. No obstante, cada vez se va más atrás en la detección temprana y ya, durante el primer año de vida, puede haber signos de alarma. El más importante de ellos es el de la ausencia o la poca profundidad de la mirada en la relación con los otras personas”, concluye la especialista.
(Tomado de http://cuidandolasalud.com/tag/trastornos-del-espectro-del-autismo/)
Los trastornos del espectro del autismo (TEA) pueden ser variados, aunque no cabe ninguna duda que en los últimos años el número de casos ha aumentado considerablemente: en la década de 1970, la prevalencia se estimaba en 1 cada 5 mil personas; para la decada de 1980, los casos se estimaban en 1 cada 2.500; mientras que en la actualidad afecta aproximadamente al 1% del total de la población infantil.
Según un estudio realizado en los Estados Unidos, a través del cual se analizó a 363.749 niños provenientes de 11 centros ubicados en diferentes estados del país, la prevalencia de estos trastornos en la actualidad es de 1 cada 68 niños o de 14,7 cada mil. Una especialista en este tipo de trastornos nos explica que “sobre aquella población de pacientes se realizó un estudio de prevalencia de autismo a los 8 años, que es una edad en que los diagnósticos son estables. Existen reportes de prevalencia de TEA en países europeos y Canadá que rondan el 1%, pero ninguno reúne un número tan alto de casos”.
Las causas de este aumento son variadas, y entre ellas encontramos la adopción de un criterio más amplio a la hora de diagnosticar este tipo de trastornos, teniendo en cuenta que se incluyen casos más leves. “Existe un mayor conocimiento del cuadro en la población en general y entre los profesionales, por lo que el cuadro se sospecha con mayor frecuencia”, agrega la especialista. A su vez, “se está investigando la importancia de factores ambientales como probables causas de este aumento”.
Los trastornos del espectro del autismo se relacionan con dificultades de los más pequeños en su desarrollo, principalmente desde su gestación hasta los tres años de edad. “En la actualidad, el espectro autista y autismo se utilizan como sinónimos. En el espectro autista se encuentra alterado, en distintos niveles, el desarrollo de la comunicación y el lenguaje, la interacción social, y la flexibilidad de la conducta”.
“Se trata de chicos que tienen intereses limitados, conductas atípicas como pueden ser movimientos raros con las manos, aletear los brazos o caminar en puntas de pie, desarrollar un juego rígido y restringido y, cuando son más grandes, pueden manifestar preocupaciones puntuales”, agrega. “Saben quizás mucho de algunos temas, pero es muy difícil lograr con ellos un intercambio. No hay una persona con TEA igual a otra. Si pensamos en un ‘espectro’ de colores, nos referimos a las distintas gamas, como un arco iris con sus diversas tonalidades”, especifica la pediatra.
A pesar de esto, los especialistas siguen destacando la importancia de su detección temprana, teniendo en cuenta que “los signos de alarma se debe a que el cerebro de los niños pequeños es muy plástico. Esto quiere decir que tienen mucha capacidad de adaptarse y que, a través de una estimulación adecuada, pueden mejorar su pronóstico”. Es por eso que cuanto antes se diagnostique esta condición y se puede comenzar a trabajar con el niño, mejores y más rápidos resultados podrán obtenerse de su tratamiento y desarrollo.
“La falta de contacto visual, la ausencia del lenguaje, la falta de comprensión de algunas cuestiones y sobre todo, que los chicos no señalen para pedir o el tipo de juego que tienen, pueden ser indicadores de algún trastorno del desarrollo. No obstante, cada vez se va más atrás en la detección temprana y ya, durante el primer año de vida, puede haber signos de alarma. El más importante de ellos es el de la ausencia o la poca profundidad de la mirada en la relación con los otras personas”, concluye la especialista.
(Tomado de http://cuidandolasalud.com/tag/trastornos-del-espectro-del-autismo/)
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