Una familia que no sabe de condiciones. Foto: Luis Salazar
“Franco siempre me mira y me dice: ‘es mi princesa’. A él le gusta ver
videos en inglés, a veces canta, pero no le entiendo y al notarlo me
mira, me abraza y me llama: ‘mi princesa’”. Así describe Suseth la
ternura de su hijo, un niño que se diferencia de los otros porque vive
con espectro autismo.
Suseth es mamá de Roschelle, Uriel y Franco, que son todo para ella.
Cuando supo de la enfermedad del menor, y tras un proceso de aceptación y
una exhaustiva búsqueda de información, su forma de ver el mundo
cambió. Ahora lucha por darle una vida digna, no solo a él, sino a todas
las personas con alguna condición diferente a las que la sociedad
rezaga por desconocimiento. Por eso habla abiertamente al respecto e
incide en que el apoyo y la integración de la familia son claves; en su
casa el trabajo se hace en equipo.
“A Franco le diagnosticaron espectro autismo a los tres años y medio,
fue un shock para la familia, pues no sabíamos ni el significado de la
palabra autismo. Nuestro conocimiento era muy leve, así que buscamos
información, investigamos todo lo concerniente y vimos cómo nuestra
realidad cambiaba”, cuenta.
Aceptarlo fue difícil de inicio. “Me cerré mucho, no podía aceptar que
mi hijo sea un niño autista, solo lloraba cada vez que alguien me tocaba
el tema”.
Autismo
. Es un trastorno neurológico complejo que daña la capacidad de una
persona para comunicarse y relacionarse con otros. Está asociado con
rutinas y comportamientos repetitivos.
Buscó especialistas que ayuden a su hijo, que le den la mejor
orientación posible, pero luego de varias experiencias frustrantes
—incluso dolorosas pues llegaron a maltratar a su niño—, se dio cuenta
de que en Bolivia no hay profesionales para tratar estos casos y que la
ignorancia sobre el tema es general.
Finalmente, halló una escuela donde Franco puede desarrollar sus capacidades y atienden sus necesidades.
Sus hijos son sus compañeros de vida, pero Franco pasa más tiempo con
ella. “Está siempre conmigo, en todas mis actividades, dentro y fuera de
casa. Le encanta pasear e ir a lugares donde correr libremente”.
Como toda madre, Suseth sueña con darle lo mejor a sus niños. Para
Franco anhela que se desenvuelva de manera independiente; “su educación
no será regular, pero es importante que vaya a su ritmo. Si él es feliz,
yo lo seré”.
Suseth le recuerda siempre a sus hijos que son una familia valiente,
que no siempre estarán mamá y papá y que deben apoyar a su hermano
menor. “Me gustaría incluirlo en alguna rama técnica que a él le guste.
Hay grandes ejemplos de gente con autismo que trabaja en ensamblaje de
computadoras en IBM donde contratan jóvenes con esta condición por ser
muy minuciosos y detallistas.
También los hay trabajando como
reponedores en supermercados por el tipo de orden que ellos manejan.
Quiero que él sea independiente, que tenga un trabajo, que pueda
vestirse solo, cruzar la calle solo, ir solo a la farmacia o a cualquier
lugar. Quiero que Dios lo cuide siempre y sea feliz”.
Modelos: Suseth Rodriguez y sus hijos Roschelle, Uriel y Franco Agramont
3 comentarios:
Perdón yo soy de Bolivia, vivo en Cochabamba, y es verdad no se conoce mucho sobre el Autismo,que por cierto no es una enfermedad, como lo describen arriba, yo soy mamá de un niño con autismo, la lucha es dura pero no me doy por vencida, yo se que el puede y estoy muy orgullosa de mi hijo porque el me enseñó muchas cosas, además que me demostró que si puede el a la edad de 4 años aprendió a leer, a los 5 a escribir, el se esfuerza demasiado y toda mi familia lo apoya, el está en un colegio normal, también asiste al Centro Altiora, donde lo estimulan, y le ayudan a poder comunicarse mejor. Por que los niños que tienen autismo si se comunican y se esfuerzan a diario para hacerlo.
FELICIDADES EXCELENTE ARTICULO,DE HECHO A LA REPORTERA QUE DESCRIBIO DECIRLE QUE EL AUTISMO NO ES UNA ENFERMEDAD.
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