Tu hijo no te mira, no pronuncia palabra
alguna y evita todo tipo de contacto con los demás. Algunos padres
piensan que esto es parte de la personalidad de sus hijos, y que ya
superarán esa etapa. Sin embargo, es posible que se trate de un
trastorno conocido como autismo, que afecta a la capacidad del niño de relacionarse con los demás o de expresar sus sentimientos.
¿Cómo saber si un niño es autista? Esa es una pregunta que se realizan muchos padres cuando empiezan a tener dudas y les entra el temor ante algo que perciben pero no quieren asumir, mi hijo tiene un problema y no sé cómo ayudarlo. Afortunadamente, hoy en día existen diagnósticos precoces para detectarlo y comenzar el tratamiento cuanto antes.
¿Cómo saber si un niño es autista? Esa es una pregunta que se realizan muchos padres cuando empiezan a tener dudas y les entra el temor ante algo que perciben pero no quieren asumir, mi hijo tiene un problema y no sé cómo ayudarlo. Afortunadamente, hoy en día existen diagnósticos precoces para detectarlo y comenzar el tratamiento cuanto antes.
¿Cómo saber si un niño es autista?
Los primeros diagnósticos generalmente
los realizan los padres, ya que el trastorno se manifiesta desde la más
temprana edad, y ellos son los que más tiempo pasan con el pequeño. Por
lo general, los padres advierten que el niño no señala los objetos, no
imita ningún tipo de gesto, generalmente no habla, y además no mira a
los ojos a la gente cuando le habla. Otras señales significativas que
pueden ayudar a cómo saber si un niño es autista es que presentan manías
y rutinas muy bien definidas.
Generalmente no juegan con los juguetes cómo tal, sino con pequeñas partes de estos, por ejemplo, girando las ruedas de un cochecito de juguete con la mano en lugar de empujarlo por el suelo. Además, colocan minuciosamente sus objetos en un orden predeterminado y muy bien establecido.
Esto nos lleva a otro punto importante para saber si un niño presenta autismo. Sacar a un niño con autismo de su rutina posiblemente generará una respuesta violenta, ya que son totalmente contrarios a cualquier tipo de cambio o novedad. A los niños autistas les gusta la seguridad que les proporcionan sus hábitos. Otra de las principales características para saber si un niño presenta autismo es su aún falta de capacidad (y no incapacidad porque con tratamiento pueden ser capaces de ello) para establecer relaciones sociales y de afecto.
Por lo general, los niños con autismo parecen no mosstrar interés hacia los sentimientos de otras personas, ni dan señales de querer mantener ninguna relación con los demás, más bien al contrario. Los niños con autismo por lo general rehúyen del contacto con otras personas, inclusive rehuyendo el contacto físico hasta con los padres. Por este motivo es frecuente observar a los niños con autismo jugando solos sin prestar atención a ninguna persona que se encuentre alrededor.
Sin embargo, los niños con autismo presentan fascinación por determinados objetos que presentan características especiales, como objetos que giran, o determinadas superficies, como chapas o motas del polvo. Es frecuente también que los niños con autismo hagan movimientos extraños como aleteos de brazos, y que no respondan a la llamada por su nombre, como si no fuera con ellos.
Generalmente no juegan con los juguetes cómo tal, sino con pequeñas partes de estos, por ejemplo, girando las ruedas de un cochecito de juguete con la mano en lugar de empujarlo por el suelo. Además, colocan minuciosamente sus objetos en un orden predeterminado y muy bien establecido.
Esto nos lleva a otro punto importante para saber si un niño presenta autismo. Sacar a un niño con autismo de su rutina posiblemente generará una respuesta violenta, ya que son totalmente contrarios a cualquier tipo de cambio o novedad. A los niños autistas les gusta la seguridad que les proporcionan sus hábitos. Otra de las principales características para saber si un niño presenta autismo es su aún falta de capacidad (y no incapacidad porque con tratamiento pueden ser capaces de ello) para establecer relaciones sociales y de afecto.
Por lo general, los niños con autismo parecen no mosstrar interés hacia los sentimientos de otras personas, ni dan señales de querer mantener ninguna relación con los demás, más bien al contrario. Los niños con autismo por lo general rehúyen del contacto con otras personas, inclusive rehuyendo el contacto físico hasta con los padres. Por este motivo es frecuente observar a los niños con autismo jugando solos sin prestar atención a ninguna persona que se encuentre alrededor.
Sin embargo, los niños con autismo presentan fascinación por determinados objetos que presentan características especiales, como objetos que giran, o determinadas superficies, como chapas o motas del polvo. Es frecuente también que los niños con autismo hagan movimientos extraños como aleteos de brazos, y que no respondan a la llamada por su nombre, como si no fuera con ellos.
Consideraciones sobre el autismo o trastorno del espectro autista (TEA)
El autismo es un trastorno específico de
cada persona. Afecta en grados distintos y distintas facetas de la vida
de cada persona, por lo que no se puede establecer un patrón. Es por
esto que el autismo no se considera como tal, y se le denomina Trastorno del espectro autista o TEA.
El trastorno del espectro autista puede ir desde muy leve, a muy grave,
afectando a cada individuo que lo padece de una forma distinta. Algunos
individuos son incapaces de decir una sola palabra, mientras que otros
dominan varios idiomas. Otros muestran una capacidad exagerada en campos
como matemáticas, música, etc, aunque por lo general suelen ser muy
incisivos con un tema en concreto y se especializan en él.
Los últimos estudios sobre la enfermedad, reseñan que afecta a 1 de cada 67 niños, de los cuales el 75% son varones. Además, mientras que antaño el diagnóstico firme del autismo se realizaba con tres años, con el correspondiente retraso en el desarrollo del niño, hoy se puede diagnosticar a los 6 meses, con un sencillo test en la consulta del pediatra que se puede realizar en 5 minutos, con el correspondiente adelanto en el tratamiento del niño con autismo, y por lo tanto, una mejora más temprana en su calidad de vida.
Los últimos estudios sobre la enfermedad, reseñan que afecta a 1 de cada 67 niños, de los cuales el 75% son varones. Además, mientras que antaño el diagnóstico firme del autismo se realizaba con tres años, con el correspondiente retraso en el desarrollo del niño, hoy se puede diagnosticar a los 6 meses, con un sencillo test en la consulta del pediatra que se puede realizar en 5 minutos, con el correspondiente adelanto en el tratamiento del niño con autismo, y por lo tanto, una mejora más temprana en su calidad de vida.
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