Medio centenar de personas marcharon la
semana pasada con el objetivo de concientizar e informar a la sociedad sobre lo
que representa padecer autismo.
Lourdes Lozano Aranda Díaz, Directora de la
Clínica Mexicana de Autismo y Alteraciones del Desarrollo Filial Bajío A.C.
(Clima), comentó que cuando los padres sospechan que alguno de sus hijos tienen
conductas fuera de lo normal, deben de acudir a un neurólogo para que determine
qué trastorno padece.
“Lo primero es diagnosticarlos y darles una
atención integral, primero reciben terapia individual para poderlos integrar a
un grupo, estando en un grupo ya pueden empezar a trabajar por si solos y
seguir instrucciones”, explicó la directora.
La escuela CLIMA atiende en la actualidad a
más de 200 niños y jóvenes, desde 2 hasta 21 años, que acuden durante la mañana
y la tarde y que provienen de otros municipios como Guanajuato, Dolores Hidalgo,
San Felipe, así como comunidades del estado.
“Vienen, se les da su plan de trabajo,
después se van y si se puede se integran en alguna escuela de su localidad”,
compartió Aranda.
Además de atender a los niños, se encargan
de los familiares, a quienes capacitan sobre el trastorno y cómo debe
atenderlo.
Hay una cuota de recuperación que se cobra
de acuerdo a las posibilidades de los padres.
El objetivo de la asociación es fortalecerse
para que al paso del tiempo, mientras vayan creciendo los niños que atienden,
tengan una oportunidad de estudio y una alternativa para que sean tratados de
manera adecuada.
“Siempre hay que ver qué opciones hay, qué
es lo que se puede hacer y brindarles la alternativa de sus terapias”, dijo.
Pero aun así es complicado que todos los
niños que atienden logren integrarse a una escuela donde asisten personas que
no padecen este trastorno, algunos tienen la capacidad de hacerlo otros no
debido a que no fueron tratados a tiempo.
“Mientras a un niño más pronto se le
detecte va a tener mucho más pronostico de integrarse a una escuela”, insistió.
La sociedad no conoce el trastorno
Diana Ramírez García tiene dos hijos, uno
de 12 años y otro de 8, que tiene autismo.
“Ha sido difícil, ha afectado a toda la
familia, el estar con el niño desde pequeño tan solo para el hermano que ve que
su hermano no puede jugar con él, que es diferente, siempre me pregunta que por
qué, tuve que explicarle desde pequeño que pasaba con su hermano”, compartió.
Pero el esfuerzo que ha hecho para
involucrar a la familia y explicarle en qué consiste el trastorno que padece ha
valido la pena, ya que todos lo apoyan y saben cómo tratarlo.
Sin embargo el problema más grande es
enfrentarse con la sociedad, en la calle, en el camión o en las escuelas que no
aceptan ni intentan comprender el padecimiento.
“Es difícil que estos niños encajen en
distintos lugares, sí he tenido yo incidentes con respecto a que el niño hace
algo y la gente no sabe y me reclaman, es importante divulgarlo y que sepan de
qué se trata y nos acepten”, lamentó.
La forma de atender a su hijo consiste en
hablarle con voz alta y firme, ya que su problema tiene que ver con la
conducta, cuidarlo para que no se aleje y tratar de enseñarle y explicarle lo
que lo rodea.
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