El miércoles 7 de noviembre a las 13:40 fui de compras a un supermercado de Av. Rocamora con mi hijo Gabriel de 5 años.
Gabriel tiene certificado nacional de discapacidad y está medicado con
un antipsicótico (Invega, paliperidona 3mg). Además concurre 2 veces por
semana a psicopedagoga, fonoaudióloga y terapista ocupacional. Su
certificado dice que padece Trastorno General del Desarrollo del
Espectro Autista sin especificar, su mente es la de un niño de
aproximadamente 2 años y hace poco que empezó a hablar.
Cuando no obtiene lo que desea presenta un fuerte sentimiento de
frustración haciendo fuertes berrinches gritos, pataleos, tirarse al
suelo.
Ese día de intenso calor nos dirigíamos a la escuela Nº 3 Rocamora,
donde él está integrado. Allí comparte con niños "normales" las rutinas,
pero no ha podido incorporar ningún contenido cognitivo.
Mientras esperábamos la hora de entrada (a las 14) fuimos al
supermercado a "hacer tiempo" y compramos un alimento para gato, un
paquete de galletitas dulces y una gaseosa pequeña.
Dadas las altas temperaturas, él estaba todo colorado, sediento y como
quise evitar el berrinche, cuando me pidió que le abra la gaseosa
accedí.
Nos dirigíamos a la caja y ya estábamos a unos 70 cm de encolumnarnos en
la cola para pagar, cuando el guardia de seguridad me dice que debo
abonar la gaseosa.
Le respondo que sí, que estamos en la cola justamente para pagar.
Insiste que no, que ahora debo pagar la gaseosa y luego volver a la cola
porque en el local no se puede consumir ni bebidas ni alimentos.
Le explico la situación especial de mi hijo, le digo de los berrinches,
que es discapacitado y que ya estamos en la cola esperando nuestro
turno y que no me estaba negando a pagar.
Se ensaña con nosotros delante de la gente e insiste que ahora debemos pagar.
Le digo qué bueno, porque solo llevamos tres cosas y ya de paso nos
vamos, insiste en que debemos pagar ahora solo la gaseosa y nos obligó a
colarnos por sobre los demás clientes y luego seguir nuestras compras
(estábamos en la cola para pagar).
Le digo que se quede tranquilo, que no nos vamos a ir sin pagar la
gaseosa pero él nos pone en evidencia delante de la gente de que
estamos en “infracción”.
Me repetía ¡¡¡Usted no entiende tiene que pagar !!! porque eran las
normas del local y yo le decía que no era mi intención irme sin pagar
...
Finalmente me hizo pasar por encima de los demás clientes. Solo pagué la
gaseosa y me fui con la promesa de nunca más volver y agregué que una
norma de un local no puede estar por sobre una legislación que protege
al discapacitado ni el sentido común.
Me dolió mucho el ensañamiento, la insistencia. No nos estábamos robando
nada, estábamos en la cola esperando para pagar en un local donde
supuestamente también hay cámaras.
Parecía que disfrutaba haciéndonos sentir en "Delito".
Es lamentable la falta de profesionalismo de esta persona que vestía un
uniforme de una empresa de seguridad, cuyo rol es proteger a los
clientes y tener conocimientos de resolución de conflictos sin utilizar
el maltrato y falsas acusaciones, donde la OMIC ya tomó intervención.
Andrea Leandra Gómez
DNI: 17.876.466
Docente.
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