Guatemala: Rosaria Durán de López: queremos lograr que las personas sean felices

“Queremos ser esperanza por medio del arte”, resume Rosaria y busca entre sus papeles las fotos de los siete jóvenes que forman parte ahora del proyecto y que con el paso del tiempo han encontrado cada uno su talento. Algunos, pintan, otros tocan instrumentos musicales.

La creación de Arte para Todos, Aspergart, nació a partir de la idea de brindar un espacio social donde los niños con síndrome de autismo, u otras capacidades especiales, pudieran interrelacionarse. Pero encontraron muchas otras cosas. “Lo bonito es que ya no se siente uno solo”, explica Rosaria.

Todo empezó con la idea de “¿por qué no voy a ayudar a la gente que tiene hijos especiales y no sabe por dónde empezar?” Mientras tanto, en la misma mesa, Sebastián sonríe. Este domingo estarán en exposición varios de sus cuadros, en una expo-taller que se realizará en Paseo Cayalá, organizada por Arte para Todos. Llevarán a cabo el taller Pintando a María, en el que se busca que niños con capacidades especiales realicen cuadros para regalar a las madres.

Arte para Todos tiene dos años de estar funcionando. “Lo que queremos lograr es que las personas sean felices”, explica Rosaria, como encargada del proyecto. Por ahora tienen presencia todos los domingos en Pasos y Pedales de la Avenida Las Américas donde se brindan talleres gratuitos.

Los planes de Arte para Todos son mucho más ambiciosos. Pretenden, en un mediano plazo, crear una residencia para niños autistas, donde puedan convivir y tener especial atención en un círculo social especial para ellos. Esta casa sería autosostenible con la puesta en marcha, en junio de 2012, del Proyecto Siembra, que enseñará a los huéspedes de la residencia a cultivar verduras, frutas y flores para ser vendidas.

Los miembros de Arte para Todos han logrado importantes avances. Desarrollaron y descubrieron sus talentos bajo la atenta mirada de sus madres, quienes se apoyan entre ellas. Sebastián López Durán ya es un pintor reconocido; el año pasado se graduó del bachillerato por madurez y ahora, con el apoyo de la Universidad Galileo, estudia Administración.

“Todo empezó porque las madres buscábamos darle una salida al aislamiento en el que vivían nuestros hijos”, recuerda Rosaria, y termina: “Cuando los niños dan las gracias por ser felices es la mayor satisfacción.”