15 de enero de 2015

¿Mal comportamiento en niños con Trastornos del Espectro del Autista? Cómo abordalos



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Una lista de ideas y consejos en relación con los problemas de comportamiento de tu hijo o hija, o de uno de tus estudiantes. La gran mayoría son aplicables a cualquier niño, tenga o no tenga un TEA, pero es que así es como debe ser.
  1. El comportamiento es frecuentemente una forma de comunicación. Cualquier comportamiento tiene una razón de ser. Un muchacho con TEA puede usar un mal comportamiento como medio de comunicación, porque no entiende lo que está pasando o para expresar su frustración cuando las cosas no son como él espera o desea.
  2. No respondas a un mal comportamiento portándote mal. Tenemos que pensar nuestra respuesta, actuar de forma calmada y no reaccionar aumentando su ansiedad o su enfado. Tampoco debemos responder con lo que sería una recompensa a ese comportamiento erróneo como por ejemplo poniéndole su serie favorita en la televisión. Lo ideal es enseñarle a cambiar ese comportamiento por otro que sea aceptable.
  3. En caliente no está en su mejor momento. No intentes imponerle una disciplina o corregirle cuando está enfadado, distraído, sobreestimulado, encerrado, ansioso o en cualquier otro estado emocional donde su inestabilidad en ese momento le impida interactuar contigo.
  4. No solo la letra, también la música. Recuerda que reacciona tanto al tono de tu voz como a lo que le estás diciendo. Si le gritas, puede oír el volumen, el tono o el enfado que sientes pero no entenderá las palabras y por tanto no sabrá que es lo que ha hecho mal, con lo que puede aumentar la frustración de los dos. Habla en un tono suave y agáchate junto a él para estar a su altura y facilitar esa comunicación.
  5. La seguridad es lo primero. Que esté seguro, que no escape corriendo, que tú puedas seguir conduciendo con tranquilidad, es siempre prioritario. Si el problema es en el sitio donde estás, sal de allí, si necesitas pedir ayuda a un desconocido, no lo dudes, hay mucha gente maja por ahí.
  6. El mal comportamiento es un mal aliado. No lo veas solo como un elemento disruptor de la vida en familia sino afróntalo como algo que tiene ramificaciones en muchos aspectos. Hay que pensar también que el mal comportamiento no solo hace que la vida familiar y escolar sean menos agradables sino que también interfiere con los procesos de aprendizaje.
  7. Haz un seguimiento al mal comportamiento. A veces ayuda anotar cuáles son las circunstancias en las que aparece un “mal” comportamiento: qué personas tomaron parte, a qué hora era, en medio de qué actividad, cuáles fueron los posibles detonantes… La esperanza es que surja un patrón que nos ayude a irlo corrigiendo.
  8. Explora si hay varios sentimientos mezclados. Puede que te diga que estaba enfadado y eso era evidente pero quizá también estaba asustado, ansioso, celoso, frustrado, triste… Cuánto mejor entiendas las cosas, más fácil será corregirlas.
  9. Ningún niño desea portarse mal. No hay satisfacción en un mal comportamiento ni tampoco en tu respuesta. Jamás pienses que existe una mala intención. El niño no quería sufrir una rabieta, mostrar su enfado o de cualquier otra manera alterar tu clase. No lo hace bien pero no hay maldad.
  10. No asumas que el niño entiende las reglas. De hecho, no des nunca nada por evidente, claro o bien conocido. Puede que te oyera pero quizá no se enterara. Quizá ayer entendió lo que esperabas de él pero aunque hoy para ti sea una circunstancia similar para él puede que pesen más las diferencias y no asume que debe actuar de la misma manera.
  11. Céntrate en lo positivo. En vez de decirle lo que no tiene que hacer, dile lo que tiene que hacer. Refuerza cuando haya hecho algo bien. Usa un lenguaje positivo, que le anime a seguir actuando bien.
  12. Establece límites. Muchos niños con autismo tienen intereses repetitivos u obsesiones. A veces es un problema para el comportamiento como cuando están viendo sus dibujos animados y hay que ir a algún lado u otra persona quiere ver algo en la tele. Puedes decirle que solo puede hablar de su tema durante media hora después de cenar o usar su tema favorito como recompensa para premiar un buen comportamiento.
  13. Practica con él. Todos los niños necesitan repetir una actividad hasta incorporarla en su vida cotidiana y hacerla como tú esperas que la haga. Un niño con un TEA puede necesitar más tiempo y más repeticiones. Es mejor que practiques en un ambiente tranquilo y cuando él lo haya dominado ir aportando algunas variaciones para ir ampliando ese aprendizaje. También te puede ayudar escenificar una escena, usar dibujos o fotos como si fuera un cómic, construir un cuento que muestre cuál es el comportamiento apropiado, etc.
  14. Explícale las cosas. Para cualquier niño es más fácil hacer algo si entiende los motivos. Si le pides que se comporte de una manera determinada porque es lo mejor para su seguridad, para la economía de la familia, para su salud, para la relación con otros niños, díselo, sin asustarle y a un nivel adecuado a su edad y a sus características personales
  15. Intenta entender sus razones. Quizá se comió el bocadillo antes de tiempo porque tenía miedo de no poder ir al partido y prefirió quitarse eso de en medio. Si buscas la raíz de que no haya seguido tus instrucciones es más fácil que lo puedas evitar en otra ocasión.
  16. Investiga si hay algún problema sensorial. Una fuente común de muchos malos comportamientos es sentir malestar por alguna entrada sensorial, ya sean visuales (un tubo fluorescente), auditivas (un cortacésped trabajando fuera), táctiles (una textura que para él es enormemente molesta) o de otro tipo.
  17. Piensa si puede sufrir dolor. Intenta repasar con él si hay algo que le esté causando dolor como pueda ser los dientes, el estómago, algún hueso roto, un corte o moratón, acidez de estómago… Si se lleva el brazo al abdomen o prefiere sentarse en posición fetal es posible, por ejemplo, que tenga un problema intestinal.
  18. Entiende su mundo social. Quizá tu hijo sabe que no tiene amigos y por eso el tiempo de los recreos es el peor para él. Hablar con su profesor y con sus compañeros de clase puede hacer una diferencia. Explícales cuáles son los problemas que él tiene y pide su ayuda. Es cierto que los niños pueden ser crueles pero también pueden ser abiertos y amables. No asumas que ellos saben cómo deben actuar o que conocen ya a tu hijo.
  19. Es miembro de la familia. Un niño con un TEA puede sentir rabia, ansiedad, miedo por algo que está pasando en la familia: un divorcio, un problema de salud, un cambio laboral, una mudanza. Los padres a veces pensamos que nos estamos encargando de todo y que no tiene que preocuparse, pero si tú estás estresado es muy posible que él también lo esté, sobre todo si se siente impotente o tiene dificultades para compartir su preocupación.
  20. Busca buenos socios. Los maestros, terapeutas ocupaciones, pediatras a veces tienen buenas ideas que han podido probar en su trabajo o que les ha contado los padres de otro niño. Intercambia esa información, prueba alguna de esas cosas, es posible que te lleves alguna sorpresa grata. También puedes hablar con los profesores para que busquen un niño (mejor algo mayor) que pueda jugar un rato con él un día a la semana o acompañarle en las comidas.
  21. El ejercicio es buena cosa. La actividad física es un buen camino para estabilizar los procesos mentales y para enseñar autocontrol. Los deportes de equipo que requieren una buena coordinación, habilidad e interacciones sociales no suelen ser la mejor opción pero dependiendo de su edad, aptitudes y preferencias ir a la piscina, ir al gimnasio, rodar una pelota o encabezar un paseo familiar o un poco de jogging puede ayudarle a reducir el estrés y a encauzar sus problemas sensoriales.
  22. Usa herramientas que te ayuden. Pueden ser unos auriculares para oír música y tapar los sonidos que le molestan o le confunden. Puede ser un horario o un mapa del supermercado. Puede ser una pequeña lista de la compra para que él se encargue de, por ejemplo, de coger las manzanas y pesarlas. Pueden ser tarjetas de puntos que va sumando para conseguir la recompensa que él quiere (el ordenador, la piscina, lo que sea)
  23. Las pausas y recreos ayudan. Invítale a tomar un respiro para que se autocontrole antes de que realmente lo necesite. Una esquina de la habitación o la sala con algunas almohadas, libros y unos auriculares puede ser una opción magnífica. Es mejor que no  vaya a otra aula distinta porque le resultará más difícil volverme a unir al ritmo de la clase.
  24. La relajación se aprende. Se ha visto que programas donde los niños con TEA hacen una corta sesión de yoga les ayuda a reducir los comportamientos agresivos, la hiperactividad o el rechazo a las actividades sociales.
  25. Habla claro. Dile lo que quieres de una forma positiva y clara en vez de órdenes confusas, con valoraciones personales mezcladas. Si le dices “Has dejado tu mesa hecha una guarrería” para él es básicamente una frase que describe un hecho. En cambio si le dices “Recoge, por favor, las acuarelas y lleva los papeles sucios a la papelera” estará mucho mejor. Recuerda que no es bueno entendiendo los mensajes implícitos. No esperes que él vea fácilmente algo que a ti te parece evidente.
  26. Mantén tus expectativas en el marco de lo razonable y adáptate a él. Hay actividades que un niño sin TEA puede disfrutar pero para un niño con TEA son una tortura. Una fiesta en el polideportivo del colegio con cientos de niños saltando, gritando y compitiendo puede que no sea su idea de una fiesta y puede estar mucho más a gusto sentado junto a una profesora ordenando los lapiceros.
  27. Respétale. Burlándote de él o imitándole, él no va a mejor y tú vas a peor. El sarcasmo, los insultos o los apodos no le harán reflexionar y salir de un momento o una racha de mal comportamiento. No hagas acusaciones sin sentido. No establezcas un doble estándar. No le compares con su hermano ni con otro estudiante.
  28. Ayúdale a pasar de una tarea a otra. La transición de una actividad a otra puede necesitar más tiempo en un niño que tenga un TEA que en otro que no lo tenga. A menudo ayuda avisarle con tiempo de ese cambio (al revisar la agenda de cada día) y avisarle de nuevo unos pocos minutos antes del momento de dejar eso y empezar otra cosa. También puede ayudar que tenga un poco más de tiempo para esa transición y alguna herramienta como uno de esos relojes de cocina que marcan los minutos que quedan o un despertador también pueden ser de utilidad.
  29. De los dos el adulto eres tú. Aunque eres un adulto maduro, en ocasiones tomas malas decisiones en el calor de una trifulca. Puedes ayudarle a superarlo más rápidamente si no sumas tu enfado al suyo. Ten cuidado con estas respuestas que en vez de resolver una crisis la prolongan, tales como subir el tono o el volumen de voz.
  30. Confía en él, confía en ti. Educar a un niño con TEA requiere tiempo, esfuerzo, flexibilidad. Por otro lado los TEA han sido definidos en ocasiones como discapacidades con final abierto, es decir no hay límites a priori sobre todo lo que se puede lograr con un chico con TEA.
  31. No estás solo. Miles de padres en todo el mundo están pasando por lo mismo que tú. Busca siempre las posibles asociaciones en tu ciudad o en tu zona. Ahora que es tan fácil encontrar cosas en internet y que hay traductores automáticos si no hablas inglés puedes encontrar también en la red consejos, solidaridad y apoyo.
Esta y otras más informaciones de gran interés podéis leerlas en mi blog personal UniDiversidad. Observaciones y pensamientos.

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