1. f. Capacidad de entender o comprender.
2. f. Capacidad de resolver problemas.
3. f. Conocimiento, comprensión, acto de entender.
4. f. Sentido en que se puede tomar una proposición, un dicho o una expresión.
5. f. Habilidad, destreza y experiencia.
Los grados de severidad en el autismo son algo que
sigue en plena discusión, al respecto de qué indicadores son los que
inciden en una mayor o menor severidad. Normalmente una mayor severidad
se asocia a un mayor grado de dependencia de la persona. Los aspectos
derivados de conductas muy disruptivas y de compromiso intelectual
suelen ser dos de los mayores ítems a considerar. Por supuesto se pueden
añadir otros aspectos que actúen de forma comórbida, la epilepsia suele
ser uno de los más relacionados con las dificultades intelectuales.
Pero es importante considerar que la severidad no
tiene porqué estar asociada a un déficit intelectual. Durante muchos
años se ha afirmado que el 70/80 % de las personas con autismo tienen
discapacidad intelectual asociada. Hoy sabemos que esto es rotundamente
falso. De hecho la evidencia actual tiende a decir justo lo contrario, y
hoy se estima que entre un 20/25 % de las personas con autismo pueden
tener una discapacidad intelectual asociada. Y todo esto tiene que ver
en cómo entendemos la inteligencia y en cómo se aborda la atención y la
enseñanza a las personas con autismo, algo que en la última década está
cambiando de forma radical.
La asociación autismo + discapacidad intelectual es
otro de los múltiples mitos del autismo, y no se pretende en absoluto
desmerecer bajo ningún concepto a las personas que tienen un compromiso
intelectual (del tipo que sea), sino más bien intentar aclarar aspectos
relativos al cómo un cambio de paradigma está cambiando muchas de las
visiones establecidas, de forma que una nueva visión nos ayude a ser
mucho más proactivos con las persona con autismo o con cualquier otra
alteración del neurodesarrollo. Debemos empezar a pensar que quizá lo
que hasta ahora definíamos como la discapacidad intelectual del otro era
más nuestra incapacidad intelectual a la hora de establecer patrones
adecuados de aprendizaje o enseñanza. En resumen, que ya es hora de que
nos demos cuenta de que el compromiso intelectual que le complica la
vida a muchas personas, quizá esté en nuestro cerebro, vestido de
prejuicios o visiones erróneas.
Esto no pretende en ningún caso hacer desaparecer el
hecho de que existan personas que presentan un compromiso intelectual. Y
que esto también se dé en personas que tienen autismo, o quizá, en
personas que presentan un compromiso intelectual tal que afecta
severamente a las áreas de comunicación y sociabilidad y que generan por
tanto conductas de tipo autístico. Lo que realmente se persigue es
motivar un cambio en el modelo de pensamiento, en dejar de suspender de
antemano a las personas que debido a su diversidad o diferencia son
tratadas de forma inadecuada y se pone en duda de forma sostenida su
capacidad de aprender. Creo que es el momento de empezar a poner sobre
la mesa la incapacidad de enseñar por encima de la incapacidad de
aprender. Obviamente no todos podemos tener mentes prodigiosas, pero eso
no significa que se coarte la capacidad del individuo por el mero hecho
de no mostrar un patrón socialmente aceptable en lo que a inteligencia
se refiere. Sobre inteligencia y autismo disponen de diversos artículos
con mucha bibliografía que pueden consultar haciendo clic aquí.
Hoy para ilustrar esta propuesta veremos dos casos,
uno muy conocido, el otro no tanto, pero que al final nos van a mostrar
dos situaciones cuasi idénticas. Una chica y un chico, ambos con
diagnóstico de autismo, que no tienen comunicación verbal funcional, y a
quienes se había encasillado en el grupo de discapacidad intelectual,
pero que ¡oh! ambos demuestran que la discapacidad intelectual no era la
de ellos.
Carly Fleischmann
Carly Fleischmann,
fue diagnosticada con autismo severo, sin embargo un día demostró que
su severidad no era intelectual, incluso aprendió a escribir sola, hoy
mantiene un blog, escribe libros y es una defensora de los derechos de
las personas con autismo, demostrando claramente lo que desde Autismo
Diario venimos diciendo desde hace mucho, y es que autismo no tiene porque significar discapacidad intelectual. El vídeo dura 8 minutos, audio en inglés y subtítulos en español.
 
Ethan
Ethan es un adolescente de 17 años con autismo y
apraxia verbal. A la edad de 10, los “expertos” les decían que nunca
podría leer, escribir o hacer matemáticas. Hoy, Ethan está haciendo
matemáticas avanzadas incluyendo álgebra. Su comprensión de la lectura
es increíble y él teclea 65 palabras por minuto. El vídeo dura 12
minutos, está en inglés y con textos en inglés, pero no es muy
complicado de entender.
En el pasado se pretendía medir la capacidad
intelectual de las personas con autismo por su capacidad de comunicación
y expresión verbal, a pesar de que precisamente esa es una de las áreas
que suelen estar afectadas en el autismo. Por tanto los porcentajes de
discapacidad intelectual eran inmensos. Hoy vemos que no se medía la
discapacidad intelectual sino la incapacidad del sistema de medición.
Lamentablemente se condenó a una generación completa.
En la actualidad la visión está cambiando, desde
familias a profesionales. Incluso a nivel de desarrollo verbal los
avances están siendo espectaculares, pero aun falta por convencer a
muchos profesionales y familiares de que NUNCA duden de las capacidades
de un niño o joven, tener autismo no significa que no aprenda, significa
que el maestro tiene ante sí un estupendo acicate y reto profesional,
enseñar lo mismo pero de una forma diferente, y así, por el camino
descubrirá que enseñar otras cosas de otra forma es tremendamente
gratificante.
Immanuel Kant afirmó: “Se mide la inteligencia del individuo por la cantidad de incertidumbres que es capaz de soportar”.
Esto significa que la persona con autismo debe enfrentar una larga
lista de incertidumbres y manejar una larga lista de situaciones
incomprensibles, y decimos que tienen bajo cociente intelectual,
mientras que todo tipo de profesionales son incapaces de enfrentarse a
una sola incertidumbre y por tanto recortan y encasillan. Este debe ser
el cambio de concepto, no podemos restringir las posibilidades de
alguien por culpa de nuestra incapacidad intelectual. Si una persona es
incapaz de ver más allá de sus propias limitaciones intelectuales, no
está por tanto autorizada a infringir un daño -posiblemente irreparable-
a las posibilidades de otros.
Hagamos que la famosa frase de Wittgenstein “Los límites de mi lenguaje, representan los límites de mi mundo”
se convierta en falsa. Expandamos visiones, hablemos de comunicación,
de nuevas formas de enseñanza, de dejar de estigmatizar -y en el caso
del autismo por partida doble- a las personas con la tan llevada
discapacidad intelectual. Porque si nos dejamos llevar por la definición
de la RAE sobre inteligencia, francamente, habría que dar tratamiento
intensivo a una gran cantidad de personas. Sobre todo a aquellos que no
entienden ni comprenden, a quienes son incapaces de resolver los
problemas que nos acucian, a quienes no parecen tener conocimiento, ni
habilidades ni nada. A esos sí que habría que cuestionarlos, y no a
quienes se les niegan las oportunidades.
(Tomado de http://autismodiario.org/2014/10/12/autismo-severo-inteligencia-y-capacidad-intelectual/)
(Tomado de http://autismodiario.org/2014/10/12/autismo-severo-inteligencia-y-capacidad-intelectual/)
No hay comentarios:
Publicar un comentario