El segundo de ellos, nació con características de autismo por lo que siempre ha demandado mayor atención, tiempo y dedicación de su familia.
Desde su nacimiento, su padres notaron cierta deficiencia motriz en el pequeño y aunque empezó con atención médica, fue hasta los dos años nueve meses cuando se dieron cuenta de que el pequeño sería un niño especial, y hasta los cuatro años que el diagnóstico de José Arturo lo definió como un niño dentro del espectro autista, con un trastorno generalizado en desarrollo con características autistas.
“Yo desde los 3 meses me di cuenta que mi niño no sostenía la cabeza, obviamente es un síntoma motor y uno piensa ‘es motor, al ratito que lo haga’, pero luego no piensas lo afectado que puede estar … te vas dando cuenta de que tiene algo que tiene algo y el diagnóstico definitivo no tanto de autismo, sino de que mi niño iba a ser especial, mi niño tenía dos años nueve meses, cuándo dijimos ‘es y de por vida va a ser así’ y fue de los golpes más duros, porque siempre tienes la esperanza de que no gateó y ya va gatear, pero en este caso, lo asimilas, lo aceptas y sigues adelante y con el mayor optimismo que se pueda”, platica Lourdes.
Al inicio, José Arturo fue tratado con médicos de diferentes lugares incluso del extranjero hasta que sus padres lograron llegar con la Asociación de padres con niños con Autismo del estado de Guanajuato y ahí conocieron al doctor Carlos Marcin, quien es fundador de la Clínica Mexicana de Autismo y Alteraciones del Desarrollo y empezó a tratar al pequeño.
“Yo cuando iba con un doctor a Laredo y cuándo di con el doctor (Marcin) y empiezo a ver cómo le funciona, como me lo corrige, como el niño empieza, dije ‘de aquí soy’, empecé a creer en el método, en la manera, en adecuar un espacio donde tu hijo pueda desarrollar sus habilidades o potencial, poco o mucho”, platica.
La relación con el especialista la motivó a desprenderse de la Asociación de Padres de Niños con Autismo del estado de Guanajuato para fundar y a dirigir en León la Clínica Mexicana de Autismo y Alteraciones del Desarrollo (CLIMA) que en León ya cumplió 14 años.
“Empezamos a llegar, éramos cuatro niños y llegó un tiempo que éramos nueve y ahorita en la mañana estamos 40 niños pero de forma en la tarde, mas los que vienen de fuera que son los fines de semana o mismas terapeutas que se desplazan a Irapuato yo creo que tenemos más de 100 casos”, platica Lourdes.
“Yo siempre sentí el compromiso social, me tocó un niño así y mis capacidades me dan para tomar la dirección de esto, no me asustó”, asegura con firmeza.
Aunque Lourdes es consciente que el trastorno de su hijo es irreversible y el avance es lentamente, goza y ha llorado de alegría cuándo ve un logro en los demás niños, incluso le satisface conocer casos en la que los pacientes logran incorporarse a escuelas regulares.
La directora de CLIMA, está decidida a continuar con investigación y apoyo a los especialistas para que cada vez se difunda y se investigue más sobre el tratamiento para pacientes con algún nivel de autismo.
Un compromiso
Lourdes asumió el compromiso de dirigir CLIMA para garantizar un buen lugar en el que su hijo pudiera estar atendido con los mejores especialistas y terapeutas y al mismo tiempo generar la oportunidad y espacio para que niños con características similares a la de José Arturo pudieran tratarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario