Laura Hijosa Torices
Como nos sucede a todos, según vamos creciendo y haciéndonos mayores,
nuestros padres se van planteando las típicas preguntas “¿Nuestro
hijo/a estudiará en la Universidad?”, “¿en qué trabajará?”, “¿tendrá
problemas de salud?”…
Estas mismas dudas les surgen también a las familias de las personas con
Trastorno del Espectro Autista (TDA). A continuación ofreceremos
algunas respuestas y cómo los padres pueden preparar a sus hijos para
nuevas experiencias y etapas de su vida.
En primer lugar, es necesario indicar que por ahora son escasas las
investigaciones acerca de la evolución y la vida adulta de las personas
con autismo, sobre todo a partir de los 50 años de edad, teniendo muchas
de estas investigaciones una baja fiabilidad.
Asimismo, y como siempre que hablamos de este trastorno, es necesario
aclarar que el desarrollo y evolución de cada persona es diferente, por
lo que no podemos abordarlo de un modo generalista y por lo cual es
también necesario ver a cada caso en particular.
Por ello, la primera recomendación es que cada familia se asesore de
manera personal a través de los profesionales que trabajan con su hijo/a
y a quien conocen de manera directa. No obstante, algunas
consideraciones son las siguientes:
* Las personas que presentan un mayor nivel cognitivo y que no presentan
otro tipo de patología asociada, es más probable que logren alcanzar
una vida adulta normalizada y autónoma, con trabajo, pareja e incluso
hijos. En este sentido, hay estudios del año 2009, según los cuales
existe 43 por ciento de personas con TEA que, en ese momento, estaban
estudiando o trabajando.
* Investigaciones más recientes reflejan que en individuos con autismo
de alto funcionamiento, es más probable que aparezcan otras
comorbilidades como depresión y ansiedad, que surgen durante la etapa de
transición a la vida adulta. Así pues, con el objetivo de prevenir o
paliar este tipo de patologías es conveniente realizar seguimientos de
carácter psicológico que aporten herramientas necesarias para poder
superar los retos que les deparará su día a día, relacionados sobre todo
con aspectos sociales.
Por otro lado, en las personas con autismo más afectadas, vamos a
encontrar diferentes grados de dependencia y con necesidades muy
variadas. Algunos datos concretos indican que 48 por ciento viven en el
hogar familiar y 50 por ciento no participa en ningún programa educativo
o de fomento del empleo.
Finalmente, a nivel sanitario las investigaciones, aunque encuentran que
existe un elevado porcentaje de discapacidad intelectual asociada,
expresan que en la actualidad son más frecuentes los trastornos de
conducta, apuntando incluso que aproximadamente 50 por ciento de las
personas con autismo presentan este tipo de problemas en algún momento
de su vida.
Además, hay 40 por ciento de patología orgánica detectada como por
ejemplo infecciones, otitis, alteraciones visuales, alteraciones
hormonales (algunas mujeres con autismo tienen un síndrome premenstrual
muy marcado), patología digestiva (alteraciones del ritmo intestinal,
diarrea, estreñimiento, etcétera), trastornos alimentación, de sueño,
problemas dermatológicos, TDAH, epilepsia, etcétera.
Ante todo esto es evidente la necesidad de un mayor número de estudios,
de formación profesional especializada así como un aumento de los
recursos para atender a esta población, que al igual que nosotros, se va
haciendo mayor.
*Psicóloga, Federación Autismo Madrid.
Colaboración de Fundación Teletón.
“El autoconocimiento frena la soberbia”
Bojorge@teleton.org.mx
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