En
el recientemente finalizado I Congreso Internacional Autismo e
Inclusión, realizado en La Habana, la escuela especial capitalina Dora
Alonso, a la cual asisten niños con ese síndrome, mostró resultados muy
positivos en el tratamiento al trastorno y en la integración social de
los estudiantes. Imilla Campo, su directora, informa que el centro tiene carácter de tránsito,e incluso, más de la mitad de sus 35 alumnos están en atención combinada con otra modalidad de la enseñanza. Con el tiempo, añade, podrían insertarse en otro tipo de escuela especial más abarcadora o quizás en otra de la educación general.
“Contrario a lo que se pensaba, el autismo no es enfermedad psiquiátrica; hoy su origen se supone genético y neurológico, pero no existe consenso al respecto, y aunque afecta las áreas de comunicación, conducta y socialización, no tiene por qué dañar el coeficiente mental”, destacó.
Yaíma Demósthene, subdirectora de la entidad, comentó a la AIN que la posibilidad de inclusión varía según el caso, ya que los trastornos autísticos incluyen a personas con distintos grados de inteligencia, destreza física, sociabilidad y emotividad.
“A causa de esas diferencias entre cada estudiante, se debe evaluar muy bien cuándo y dónde se le inserta, por ello existe la Comisión de Apoyo al Diagnóstico, integrada por psicopedagogos, fisioterapeutas, defectólogos, psiquiatras y logopedas”, abundó.
“Los niños atendidos en la Dora Alonso van de excursión al Coppelia, Expocuba, al Zoológico Nacional o a la Feria del Libro, con el doble propósito de que aprendan a comportarse en público frente a personas desconocidas y de acostumbrar a la sociedad a tratar con ellos”, explicó.
Campo resalta “cómo la incidencia del autismo en Cuba es la más baja conocida, de solo 0,04 por ciento, pero la Organización Mundial de la Salud reporta que en el resto del planeta es de uno en 150 niños, y sigue en aumento, por lo cual la población debe acostumbrarse a tratar con esta realidad”.
De hecho, durante los últimos años, los casos de autismo aumentaron también en la Isla, al punto que las escuelas capitalina Dora Alonso y la santiaguera William Soler, no bastaron, y se inauguró el centro Cheché Alfonso, segunda sede en La Habana para los estudiantes de siete a 21 años, así como también otros centros en las provincias de Cienfuegos y Granma.
La defectóloga Alicia González, encargada del apoyo al tránsito de los alumnos autistas a otras modalidades de enseñanza, explica cómo ese aparente crecimiento de la incidencia puede deberse a que hoy existen más herramientas para el diagnóstico.
“El diagnóstico temprano permite comenzar rápido con el tratamiento educativo que aminore las discapacidades, y permita evaluar en qué tipo de escuela podría insertárseles”, remarcó.
“Cuando me licencié en Defectología, ni siquiera en la carrera se impartían conocimientos acerca del autismo; ahora ya se incluye en el programa e incluso, a los maestros que se forman para impartir clases en la enseñanza general, se les brindan algunas nociones, aunque todavía queda mucho por sensibilizar e informar sobre este tema”, opinó.
Por sus destacados resultados en el tratamiento de los trastornos autísticos, Cuba fue escogida por la Asociación Mundial de la Educación Especial como sede del I Congreso Autismo e Inclusión, realizado del 2 al 5 de julio. (Por Wendy Zuferry, AIN)
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