Los dos
deportistas han iniciado su reto desde la desembocadura del río, en Vila
Real de Santo Antonio (Portugal), para llegar al límite entre las
localidades de Alcoutin y Sanlúcar del Guadiana, todo ello a favor de la
Asociación onubense Ansares, que trabaja por integrar a los niños
autistas en la sociedad.
La dificultad de este reto
ya venía dada desde el comienzo del mismo, ya que la desembocadura del
Guadiana se encuentra habitualmente plagada de medusas, así como la
dificultad de luchar contra el reloj, ya que solo contaban con las seis
horas de subida de la marea para alcanzar la meta.
Para
evitar problemas, la prueba ha estado controlada por una embarcación
auxiliar en la que viajaba un juez de la Federación Española de
Natación, quien ha certificado la distancia conseguida, así como seguir
normas como que los nadadores debían llevar bañador tradicional y en
ningún momento agarrarse a las embarcaciones auxiliares ni ser
remolcados por las mismas.
Para colaborar en este
proyecto, se han diseñado distintos modos de ayuda, como las "brazadas
solidarias", consistentes en un apoyo económico por parte de las
empresas para pagar cinco euros por cada kilómetro nadado, hasta un
total de 172,50 euros por nadador.
Otra posibilidad
era patrocinar a los nadadores, con un coste de unos 500 euros, así como
realizar aportaciones directas a la asociación beneficiaria de la
prueba. EFE
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