Estos resultados sugieren que los sistemas cerebrales que dan soporte a la percepción social experimentan una mejora significativa si se aplica lo más pronto posible esa terapia, desarrollada en la Universidad de California en Santa Bárbara. Este tratamiento incluye instruir a los padres y emplea el juego en sus ejercicios, siendo fácil de aplicar a niños menores de dos años.
Los trastornos del espectro autista son alteraciones neurobiológicas complejas que inhiben la capacidad de una persona para comunicarse y desarrollar relaciones sociales, y suelen ir acompañados de otros problemas de conducta. Hasta hace poco, el diagnóstico del autismo generalmente no se producía hasta que un niño tenía de tres a cinco años de edad, y los programas de tratamiento más temprano estaban orientados a este grupo de edad.
Una
terapia aplicada lo antes posible a niños con trastornos del espectro
autista ha logrado mejoras importantes en la conducta. (Foto: Yale U.)
El equipo del Dr. Fred Volkmar, que diagnostica a niños tan pequeños como de un año de edad, está trabajando con el citado tratamiento.
En el nuevo estudio, los investigadores usaron resonancia magnética funcional por imágenes (fMRI) para medir, por vez primera, cambios en la actividad cerebral después de que dos niños autistas de cinco años de edad recibieran el tratamiento PRT (Pivotal Response Treatment).
El equipo de Volkmar, Kevin A. Pelphrey y Pamela Ventola comprobó que los niños que recibieron este tratamiento mostraron mejoras en la conducta, siendo también capaces de hablar con otras personas. Además, la resonancia magnética por imágenes y el electroencefalograma revelaron una mayor actividad cerebral en las regiones que dan soporte a la percepción social.
Conviene matizar que aunque ambos niños recibieron el mismo tipo de tratamiento para el autismo, los resultados no fueron homogéneos porque los trastornos del espectro autista son polifacéticos y tienen un efecto particular en cada niño.
Dado que dos niños son pocos para extraer conclusiones sólidas, los investigadores ya han iniciado un estudio de los efectos cerebrales de la terapia con 60 niños.
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