2 de julio de 2015

La respuesta de una madre de un niño con autismo a una invitación de cumpleaños

En noviembre de 2011, hace casi cuatro años, Jaime llevaba tres años en clase con compañeros que no tenían autismo, en un colegio público con aula TGD, y escribí lo siguiente respecto a los cumpleaños:

A Jaime no le han invitado nunca. Algo que no me preocupa ni molesta, me parece lo más normal. Probablemente yo tampoco hubiera invitado a los cinco años a un niño de mi clase con autismo. Los hay más divertidos, no vamos a engañarnos. Además, como no vamos a llevarle ni a recogerle tampoco tengo una relación especialmente íntima con los padres de los niños que van co Jaime al cole. Y nosotros, dado que su cumpleaños es en agosto nunca hemos invitado a ningún compañero.
 Pero siempre recuerdo un foro en el que participaba y eran varios los padres y madres de niños con autismo que llevaban fatal que a sus hijos jamás les invitasen, sobre todo si ellos estaban invitando a niños del cole. Me acuerdo de alguno que celebró la primera invitación recibida con una ilusión enorme.
Tengo curiosidad, sin perder el sueño por ello, por saber qué sucederá con Julia cuando comience en el cole al año que viene. Y lo que pasará con Jaime cuando pase a estar escolarizado en un centro específico para niños con autismo.
Pues lo que ha pasado es que Julia es invitada con frecuencia a cumpleaños, he perdido la cuenta de a los que ha acudido en estos tres años de Infantil. De hecho me han hecho reflexionar sobre la locura que suponen. Jaime sigue acudiendo únicamente a los cumpleaños de familiares y amigos íntimos. Nada ha cambiado.  Y sigo entendiéndolo, os aseguro que sí. No me hago mala sangre en absoluto (por la cuenta que me trae).

La semana pasada, gracias a la página TheMighty encontré la carta que Tricia, la madre de un niño con autismo llamado Timothy, publicó en su blog con el título ‘Hagámoslo funcionar’. He pedido su permiso para traducirla (aunque si manejáis el inglés os invito a leerla en su versión original) y mostrarla aquí.

Hagamos que funcione la inclusión. Solemos quejarnos de la falta de medios en los centros de enseñanza, de los diagnósticos tardíos, de las pocas plazas, de una Administración que apenas lo prioriza… Todo eso es cierto y hay que pelearlo, pero también es verdad que hay mucho que podemos hacer todos para hacer que funcione.

A veces cosas tan tontas como una nota acompañando una invitación de cumpleaños.


Querida Mamá Super Cool,
Tú no me conoces y yo no te conozco, pero mi hijo, Timothy, algunas veces se sienta junto al tuyo en el colegio.
Timothy tiene un severo desorden del espectro autista. El es también un niño de siete años que ama y juega con todo su corazón. Él necesita un montón de ayuda extra en el colegio y algunas veces parece simplemente ajeno a lo que está sucediendo justo bajo su nariz.
Él quiere amigos, pero algunas veces no sabe cómo hacerlos.
Él quiere jugar, pero algunas veces no sabe como pedirlo.
Él quiere ser incluido, pero algunas veces no sabe cómo.
Nosotros, los padres de niños con necesidades especiales, sabemos demasiado bien el dolor que sienten nuestros pequeños cuando les dejan fuera de las reuniones sociales.
Deportes organizados, citas para jugar, fiestas de pijamas y, sí, las temidas fiestas de cumpleaños.
Puedo decir,  de todo corazón, que mi hijo no ha acudido a uno solo. Hemos recibido muchas invitaciones los pasados años, pero la mayoría de niños que se limitan a invitar a la clase entera. No me malinterpretéis. Estoy agradecida.
Pero me pregunto si los padres saben que pasaría si llevase a Timothy. Las interrupciones, las rabietas. Como odiaría que fuéramos el centro de atención en lugar del niño que cumple años.
Así que declinamos educadamente la invitación. Todas ellas.
Hasta que tu invitación llegó al correo con una nota especial. Decía:
“Carter se sienta junto a Timothy en el colegio Timberky y siempre habla de él. Espero realmente que pueda venir. Hemos alquilado un castillo hinchable  que podemos unir a un pequeño tobogan inflable al final. Tendremos también globos y pistolas de agua. Tal vez Timothy pueda venir más temprano ese día si es demasiado estar con la clase entera. Hazme saber cómo podemos hacer que funcione”.
Tú escribiste exáctamente lo que necesitaba ver ese día y ni siquiera lo sabía.
Porque por tu hijo, él estaba siendo incluido.
Porque por tu hijo, el se sentía querido.
Porque por tu hijo, él tenía una voz.
Y quiero que lo sepas porque, por ti, yo pude superar un otro día más.
Por ti, pude superar otro reto.
Por ti,  puedo superar más miradas y más preguntas.
Por ti, tengo esperanza en el futuro de Timothy.
Simplemente quiero decirte el fantástico trabajo que estás haciendo con tu hijo.
Esta madre responderá un maldito sí a una invitación por primera vez en la historia. Y no puedo esperar.
Sinceramente,
La muy agradecida mamá de Timothy

(Tomado de http://blogs.20minutos.es/madrereciente/2015/07/02/la-respuesta-de-una-madre-de-un-nino-con-autismo-a-una-invitacion-de-cumpleanos/)


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