La mayoría de niños canarios con trastorno del espectro autista no se diagnostican hasta que van al colegio, a pesar de ser una alteración que en el archipiélago afecta a una persona de cada 22 de entre 6 y 64 años.
Esto sucede a pesar de que la población Canaria cuenta cada vez con más
personas con discapacidad de comunicación, aprendizaje e interacciones y
relaciones personales que padecen el Trastorno del Espectro Autista
(TEA), ha alertado en una entrevista a Efe la especialista en
Biomedicina de la Universidad de La Laguna (ULL) Carmen Dolores Jiménez.
Este retraso significa que hay niños con TEA que no reciben la ayuda que
necesitan, ha afirmado la especialista, quien ha hecho un estudio con
el que pretende afrontar el aumento considerable de los casos detectados y diagnosticados de este trastorno en Canarias.
El TEA es, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un conjunto
de trastornos generalizados del desarrollo que se define como
alteraciones cualitativas características de la interacción social.
Según ha matizado la especialista, se trata de anomalías generalizadas
del comportamiento del individuo que pueden presentar un grado de
incidencia muy variable.
En su investigación, Jiménez detalla que Tenerife cuenta con la
Asociación de Padres de niños con Autismo de Tenerife (Apanate), en la
que se atiende a más de un centenar de personas con algún trastorno del
espectro autista y de todas las edades e islas.
El 90 por ciento de las personas que acuden a Apanate comprueban que padecen algún tipo de trastorno, lo que ha generado un desbordamiento en la estructura física de la asociación.
Es posible que este incremento se deba, entre otros factores, a una mayor precisión de los procedimientos e instrumentos de diagnósticos, a la mejora en el conocimiento y formación de los profesionales, ha agregado Jiménez.
Ante este contexto, la especialista ha destacado la importancia de realizar un diagnóstico precoz desde las consultas de atención primaria.
Asimismo, ha subrayado la necesidad de desarrollar nuevos métodos para aumentar el acceso a servicios de diagnóstico y de intervención temprana a las personas de escasos recursos.
Para lograr este objetivo plantea realizar un programa de investigación que incluya la técnica de Espectroscopia por Resonancia Magnética (ERM), que
da la posibilidad de obtener los niveles de metabolitos cerebrales en
los afectados, además de unos valores de referencia con los que poderlos
comparar, que pueden ser usados como una futura diana terapéutica.
La monitorización del sistema nervioso central a través de las
diferentes técnicas aplicadas de resonancia magnética permitiría un
mejor conocimiento de la fisiopatología cerebral, lo que se traduce en
un diagnóstico y tratamiento más acorde con los casos de TEA.
Este estudio se realizará en el Hospital Universitario de Canarias,
concretamente en el Servicio de Resonancia Magnética para
Investigaciones Biomédicas (SRMIB) y en la Unidad de Investigación en
Neuroquímica y Neuroimagen.
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