MUNDO.- Esta alteración se ubica como parte de los
Trastornos del Espectro Autista (
TEA), y a
diferencia de otros que también se consideran TEA, las personas no
presentan retrasos del lenguaje; por lo tanto, tienen un coeficiente
intelectual al mismo nivel o incluso superior al de la mayoría.
Sin embargo, en el manual Diagnostic
and Statistical Manual of Mental Disorders, DSM- IV (Manual de
Diagnóstico y Estadísticas de los Trastornos Mentales), la Asociación de
Psiquiatría Americana incluye el
Síndrome de Asperger
como uno de los cinco trastornos definidos bajo la categoría de
“Trastornos Generalizados del Desarrollo” (los otros cuatro son el
autismo, el Trastorno de Rett, el Trastorno Desintegrativo de la
Infancia y el Trastorno Generalizado del Desarrollo No Especificado de
Otra Manera.
Se nace con el síndrome de Asperger y
sus síntomas se presentan desde la niñez, aunque con regularidad éste
se diagnostica hasta que el niño acude a la escuela. Tal como ocurre con
otros TEA, los científicos no saben exactamente qué lo ocasiona, aunque
se sabe que el cerebro de alguien con esta afección funciona de forma
diferente al de una persona que no la tiene.
Los niños y adultos con este síndrome
pueden llegar a presentar ciertas características en su comportamiento e
interacción con quienes les rodean, tales como tener problemas para
comprender los sentimientos de alguien más; incluso para expresar los
propios.
Pueden llegar a tener dificultades
para entender el lenguaje corporal, evitan el contacto visual, desean
estar solos o quieren interactuar pero no saben cómo hacerlo,
regularmente tienen intereses muy específicos y en ocasiones hasta
obsesivos, sólo hablan de ellos mismos y lo que les interesa, y lo hacen
de forma poco usual o con un tono de voz extraño.
Y es que tras un cierto retraso en el
aprendizaje verbal durante los primeros años de vida, aparece un
lenguaje especial, sobredimensionado y con cierto toque de seriedad,
como si se tratara de un adulto, sin mirar al interlocutor, y con un
discurso que no se deja interrumpir. Así lo describió el propio
Asperger.
Otros síntomas
Los niños con síndrome de Asperger
tienen muchas dificultades para hacer amigos, y suelen experimentar
nerviosismo si se encuentran en grupos sociales grandes. Se les
considera torpes o descuidados y adoptan rituales que se niegan a
cambiar, como una rutina muy rígida para irse a dormir o ubicarse en
ciertos sitios para tomar alimentos.
Al igual que las personas con
autismo, suelen realizar movimientos repetitivos o extraños y tener
reacciones sensoriales poco comunes. Todos estos rasgos constituyen una
idea generalizada del síndrome de Asperger; esto quiere decir que en
cada persona la intensidad de dichas características puede ser muy
diversa.
Individuos con SA y profesionales que
los conocen, sostienen que más que una discapacidad es una diferencia,
pero aunque se respeten sus habilidades tampoco deben subestimarse sus
luchas y sufrimientos.
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