Está a punto de cumplirse el primer aniversario de la proclamación por parte de Naciones Unidas del Día de la Concienciación sobre el Autismo –el próximo 2 de Abril- y, aunque el movimiento asociativo relativo a esta discapacidad comenzó su andadura allá por los años 70, sentimos por fin después de tanta lucha y esfuerzo que las personas afectadas están dejando de ser “ciudadanos invisibles”.
Desde que Leo Kanner definiera el autismo hasta hoy en que hemos pasado a ampliar la declaración de esta discapacidad como Trastorno Generalizado del Espectro Autista (TEA) ó Trastorno Generalizado del desarrollo (TGD) se ha recorrido un largo camino.
Ha sido una peregrinación difícil pero los objetivos siempre se han cumplido. Parece vislumbrarse de manera tímida su origen pero desde luego lo que sí podemos afirmar es que en el tratamiento se han producido espectaculares avances.
Muestra de ello es que gracias a los estudios e investigaciones de las dos décadas precedentes el tratamiento se aplica con importantes resultados. No olvidemos que la apertura en la definición del espectro autista se produce con el conocimiento y es por ello que la incidencia aparentemente parece haberse multiplicado.
Efectivamente son muchas las personas que sufren autismo en todo el mundo y nuestra primera obligación es velar para que se les atienda convenientemente, que existan leyes que protejan sus derechos así como exigir su cumplimiento.
En este mundo de contrastes qué mejor ejemplo que nuestros propios hijos, tan guapos y tan lejanos que nos empujan a ser sus valedores para asegurar su lugar en nuestra sociedad a lo largo del ciclo vital. Es una responsabilidad que asumimos con todas las consecuencias sabiendo además que somos ajenos al desaliento y que tarde o temprano conseguiremos nuestro objetivo.
Desde la Organización Mundial del Autismo estaremos este año representado a toda esa corriente de padres, profesionales, personas afines, organizaciones vinculadas y por supuesto en primer lugar haciendo notar la presencia indiscutible de las personas con TEA de todo el mundo. Desde Naciones Unidas haremos oír nuestra voz, que es la de las personas con autismo, y exigiremos que se cumplan las leyes y se mejoren las existentes para dar cumplida satisfacción a nuestro colectivo. Las personas con autismo son, como el resto de la sociedad, ciudadanos de pleno derecho, y por ellos seguiremos trabajando, porque, queridos amigos y amigas, las personas que sufren trastorno de espectro autista NO son “Ciudadanos invisibles” y todos, ellos y nosotros, seguiremos reclamando la atención y cuidado que precisan.
Aunque no podré acompañaros de manera presencial, pensad que estoy a vuestro lado y a todos os tendré presentes en los actos de OMA en la ONU.
Estos días son de alegre celebración pero no podemos dejarnos llevar, tenemos todavía muchas etapas por recorrer y debemos mantenernos unidos en nuestro objetivo común que no es otro que LAS PERSONAS CON AUTISMO.
Madrid, 27 de Marzo de 2009
Mª Isabel Bayonas Ibarra
Presidenta OMA
1 comentario:
Hola me llamo Juan José y os mando un extracto de un libro que habla de estos seres extrordinarios.HERMANOS
Los discapacitados tienen el don de la comprensión y se encaminan a ser más santos, en el sentido de más puros. Ser discapacitado es una enseñanza que, una vez aceptada, transforma las cosas y se hacen posibles muchos milagros de comprensión.
Minusválidos, es un nombre que les ha dado el hombre “normal”, pero podríamos decir que son seres que han querido comprender la pureza, ¿cómo castigo? No, como experiencia entre las más duras.
Minusvalía de inteligencia o motriz, ¿qué importa? Es una minusvalía, es una dificultad para comprender, para caminar, para ser y para amar. Pero, una vez que en ellos se despierta el amor por Dios, siguen adelante como flechas y es bueno escuchar sus palabras.
La perseverancia en el amor es un don que Dios les hace a muy pocas personas. El que la posee, tiene que seguir una vida trazada sólo en el Bien, por el Bien. En el Bien por el Bien. Nada más se espera el Señor de quién ha decidido entregar lo mejor de él mismo al servicio de Dios.
Extraído del libro SIETE VECES AMOR
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