La educación de personas con autismo supone un desafío enorme para quienes se abocan a ella. Este desafío se presenta en dos vertientes paralelas pero implicadas mutuamente; por un lado la conceptualización del síndrome y Por el otro el quehacer diario en el aula.
Dice Lovaas, que el entorno medio, trata mejor a las personas medias, y que esto parece ser así porque el entorno medio fue seleccionado a lo largo de miles de años por personas medias (Lovaas, 1981) con lo cual aquellos que se encuentran en los extremos del espectro de normalidad presentan dificultades crecientes para relacionarse con dicho entorno, tanto mas cuanto mas alejadas de la media se encuentran.
En el caso de personas que portan una alteración cualitativa en su desarrollo, la interacción no organizada con el entorno medio, supone el recorrer un camino diferente en la mayoría de los casos al que nos convierte en sujetos de la cultura.
Las alteraciones en el lenguaje y la interacción social hacen de la educación de las personas que portan esta patología un gran desafío, y esta expresión no es un eufemismo, sino es el reflejo de la realidad que viven aquellos que intentan llevarla a cabo.
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