18 de agosto de 2012

Autismo, no solo se debe observar sino comprender

VIVIANA MARTÍNEZ PÉREZ, EL UNIVERSAL | Cartagena de Indias

Los sentidos, todos son necesarios para comprender lo que significa ser autista y lo que se necesita para mejorar este trastorno.

No basta con observar el comportamiento de una persona que sufre de autismo, si no que hay que informarse para poder ayudarlo.

“No podemos limitarnos solo a ver los síntomas del autismo, sino que debemos ir más allá de lo que observamos, y darnos cuenta de lo que tenemos en frente con un niño autista, que aunque pareciera que no entendiera, no escuchara, ni pudiera hablar, sí lo puede hacer, sino que se le dificulta y tenemos que enseñarlo para que aprenda a hacerlo”, afirma Ángela Lucía Sánchez, psicóloga especialista en Autismo y directora de la Clínica Neurorehabilitar de Colombia, conferencista del quinto Congreso Internacional de los Trastornos del Espectro Autista, que se realiza en Cartagena desde ayer y hasta el próximo sábado 4 de agosto.

El autismo es un trastorno generalizado del desarrollo, con alteraciones en las relaciones sociales, dificultades para comunicarse y problemas en el comportamiento. Algunos tienen comportamientos disruptivos, otros se ven excéntricos o diferentes, tienen alteraciones sensoriales y en su proceso de pensamiento, lo cual hace que su manera de aprender sea distinta, y por eso se requiere de una intervención individual”, explica.

Se identifica temprano

Aunque anteriormente se debía esperar hasta los 3 años para que un trastorno de autismo fuera identificado, la ciencia médica ha avanzado tanto que, cada vez se identifica a menor edad.

En este momento ya estamos claros en que a los 18 meses ya se evidencia la sintomatología y podemos pensar que se trata de un trastorno del espectro autista. Los padres de familia deben saber por ejemplo que, una de las características principales es que cuando la mamá llama al niño por su nombre, éste no responde; además sienten una gana o emoción especial por jugar solos, no les gustan los juegos de competencia, muchos caminan en punta de pie cuando son bebés, tienen aleteo permanente en sus manitas, hacen ecolalia, que significa repetir la misma palabra o vocales varias veces, es como un eco que ellos producen y es repetitivo, otros repiten exactamente lo que les dicen”, señala la Especialista en Autismo.

“Pero no todos tienen los mismos síntomas. Hay varios niveles o grados de autismo, por eso ningún niño autista es igual a otro, puede ser que uno sea muy funcional y cognitivamente esté bien, pero en comportamiento esté en un nivel muy bajo, es decir, que es muy inteligente pero con problemas en su comportamiento; otros son de muy buen comportamiento, pero tienen alteraciones sociales, y así, todos son diferentes. Por eso, lo primero que debe hacer el médico es mirar qué tan adaptado al ambiente se encuentra el niño, qué tan fácil es para él estar en un espacio común, y entonces decidir qué tantas dificultades tiene”, agrega.

Según Ángela Lucía Sánchez, la mayoría de personas con este problema tiene déficit atencional, pero no sucede porque les cueste poner atención, sino porque les cuesta concentrarse en un solo foco, es decir, son unifocales, y no tienen la capacidad de hablar con alguien, pensar otra cosa, y mirar otra, al mismo tiempo, lo cual hace que su atención sea selectiva.

Requiere terapia familiar

La Psicóloga indica que, aunque el autismo no tiene cura, sí se puede hacer que sus síntomas mejoren.

Pero para que esto sea posible, se necesita ayuda profesional, no solo para el paciente, sino para la familia completa.

“Podemos hacer que los chicos vivan mejor, que logren incluso en muy poco tiempo estar en niveles altos de comportamiento. La alimentación también está muy relacionada, en Colombia por ejemplo, a los niños les damos dulces, chocolates, café aunque sea con leche, y este tipo de comidas alteran neurológicamente a un niño. No es que se cure con la alimentación, pero al menos no empeora y se nutre mejor. En cuanto a la educación, nosotros por ejemplo, lo que hacemos es dejar que los niños asistan a un colegio normal, pero en la primera etapa van con un acompañante por un tiempo, mientras la docente y los compañeros se sensibilizan, los pacientes se adaptan, se realiza una adaptación curricular y el niño puede empezar a andar solo”, dice la profesional.

“Al tiempo, los niños reciben terapia individual con métodos especializados. Pero no solo el niño recibe atención, también es necesario atender a la familia completa porque un autista es una crisis familiar. Muchas madres dejan sus demás hijos a un lado, por atender al autista y eso no se debe hacer. La mayoría de las madres experimentan sentirse locas y entran en depresiones. Otras empiezan tratamientos grupales o se autoconvencen de que pueden, y salen adelante”, añade.

Ángela Lucía Sánchez, compara esta situación con un aviso de terremoto.

“La situación de la familia es muy difícil para indicarles cómo deben actuar, eso es como cuando te dicen que viene un terremoto y te piden que guardes la calma. Es normal alterarse, pero hay que respirar profundo y entender que esto es una crisis y deben estar con un profesional que los ayude a procesarla de forma adecuada”.



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