El respecto y la no discriminación a los niños
con autismo empieza desde los padres de familia, quienes en lugar de
regañarlos o ignorarlos deben comprender mejor este trastorno y
conducirlos para que puedan integrarse a la sociedad, aseguró señaló
Aurea Salazar, presidenta de la Asociación de Padres de Hijos con
aspecto Autista Comprende mi Mundo, tras una plática impartida sobre el
tema.
Dijo que para un padre de familia, tener un hijo con diagnóstico de trastorno del espectro autista además de sacudir emociones, representa una realidad en la que su mayoría tiene desconocimiento sobre el cómo actuar para comprender el mundo del pequeño, que se basa en una gama de trastornos complejos del neurodesarrollo.
Dijo que desde su detección, los padres comienzan a buscar programas e instancias enfocadas al control de este padecimiento diariamente logrando mejorar así su calidad de vida y la de sus familiares.
Al ser el autismo un trastorno neurobiológico, dijo, que afecta las áreas de socialización, de la comunicación, del lenguaje, algunos problemas de conducta y de la integración sensorial, los niños que lo padecen pueden tener problemas de conducta, como la irritación y demasiada sensibilidad a determinados ruidos que para la mayoría no son fuertes.
“Los padres no se deben desesperar ni recurrir al regaño, al contrario, deben reconocer que el comportamiento de sus hijos puede ser una advertencia de que sus pequeños podrían enfrentar este padecimiento, aunque todavía varios aspectos de los casos de autismo aún son un misterio”, precisó.
Por su parte, Rosa Virginia Martínez Conde, directora del Centro Estatal para la Detección y Atención al Autismo (Cedaa) dio a conocer que no se cuenta con una estadística estatal ni nacional sobre la población que padece esta enfermedad, por lo que se basan en cifras internacionales que marcan que de cada 100 nacimientos un niño puede tener este problema.
Describió que la capacidad intelectual de estos pequeños no se afecta, sin embargo, su manera de aprender es más compleja porque su cerebro funciona de manera distinta, “pues para aprender ellos desarrollan procesos cognitivos en mucho orden y claridad, aprenden por secuencias, por lo que se les debe desglosar a detalle cada una de las actividades, de lo contrario se corre el riesgo de angustiarlos”.
Aseveró que en el centro se atienden actualmente a 200 niños y se cuenta con una lista de espera muy larga.
Dijo que para un padre de familia, tener un hijo con diagnóstico de trastorno del espectro autista además de sacudir emociones, representa una realidad en la que su mayoría tiene desconocimiento sobre el cómo actuar para comprender el mundo del pequeño, que se basa en una gama de trastornos complejos del neurodesarrollo.
Dijo que desde su detección, los padres comienzan a buscar programas e instancias enfocadas al control de este padecimiento diariamente logrando mejorar así su calidad de vida y la de sus familiares.
Al ser el autismo un trastorno neurobiológico, dijo, que afecta las áreas de socialización, de la comunicación, del lenguaje, algunos problemas de conducta y de la integración sensorial, los niños que lo padecen pueden tener problemas de conducta, como la irritación y demasiada sensibilidad a determinados ruidos que para la mayoría no son fuertes.
“Los padres no se deben desesperar ni recurrir al regaño, al contrario, deben reconocer que el comportamiento de sus hijos puede ser una advertencia de que sus pequeños podrían enfrentar este padecimiento, aunque todavía varios aspectos de los casos de autismo aún son un misterio”, precisó.
Por su parte, Rosa Virginia Martínez Conde, directora del Centro Estatal para la Detección y Atención al Autismo (Cedaa) dio a conocer que no se cuenta con una estadística estatal ni nacional sobre la población que padece esta enfermedad, por lo que se basan en cifras internacionales que marcan que de cada 100 nacimientos un niño puede tener este problema.
Describió que la capacidad intelectual de estos pequeños no se afecta, sin embargo, su manera de aprender es más compleja porque su cerebro funciona de manera distinta, “pues para aprender ellos desarrollan procesos cognitivos en mucho orden y claridad, aprenden por secuencias, por lo que se les debe desglosar a detalle cada una de las actividades, de lo contrario se corre el riesgo de angustiarlos”.
Aseveró que en el centro se atienden actualmente a 200 niños y se cuenta con una lista de espera muy larga.
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